El río Paraguay, que nace en Brasil y cruza el país de norte a sur para desembocar en el Río de la Plata, ha anegado extensas áreas productivas a lo largo de su curso tras las persistentes lluvias y las consiguientes inundaciones, que afectan a unas 62.000 familias paraguayas en todo el país.
“Si no paran estas tormentas y no baja el agua en estos meses, corremos el peligro de enganchar con la época de lluvia de agosto y setiembre, otro ciclo que va a ser bastante grave”, dijo Ricardo Felippo, de la Asociación Rural del Paraguay (ARP).
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Felippo, presidente de la región Chaco-Sur de la ARP, calificó de “atípico” al actual fenómeno debido a que el río Pilcomayo, limítrofe con Argentina, “también está crecido” y ha inundando extensas áreas de producción pecuaria de la Región Occidental del país, octavo exportador mundial de carne bovina.
En el Chaco, con unas siete millones de cabezas de un hato total de 13.462.995, según datos del servicio oficial, “hay campos bajos, los animales no tienen piso, entonces buscan las pequeñas alturas, donde se hacinan. Lo grave es que cuando la inundación dura tanto tiempo el pasto se pudre”, explicó.
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Destacó que las pérdidas, aún no cuantificadas por el sector, “son innumerables”, la mortandad se produce en animales de mayor edad y menor estado y que en el fango los terneros y las hembras, de talle ancho y bajo por la mezcla de razas que alberga la región, “son los más afectados”.
El Chaco “al ser un terreno fangoso automáticamente se satura de agua, los postes se aflojan, las alambradas empiezan a caer”, afirmó el empresario al explicar que el mal estado de los caminos obliga al traslado en tropa de largos recorridos con su consecuente sobreprecio.
Casos aislados de mortandad
Por su parte, Guillermo Sisul, presidente de la regional ganadera en el Departamento de Ñeembucú, limítrofe con Argentina, comentó que en lo que va del año ha caído el 80% de la cantidad de lluvia prevista para todo 2019, lo que ha causado no menos problemas a los productores pecuarios.
“Hay casos aislados (de mortandad), los campos se quedan sin mucho piso y los animales se van aglomerando, todos buscan altura, el animal no come y eso afecta la preñez”, aseveró Sisul.
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Agregó que si bien en esa parte del país la situación “no es crítica, sí hay pérdidas y van a haber más en el mediano plazo”.
En Pilar, capital de Ñeembucú, 420 kilómetros de distancia de Asunción, el nivel del río Paraguay está a 8,88 metros, quedando a 12 centímetros de que se active la alerta naranja.
Hay 430.000 cabezas de ganado en Ñeembucú
En esta región “hay más o menos 430.000 cabezas, teníamos 550.000 hace dos años y en la última vacunación volvimos a 430.000. Como son campos bajos, al subir el río se achica el piso de pastoreo, entonces tenemos que sacar los animales de la hacienda”, detalló el empresario.
"Ñeembucú es zona productora de terneros. Desde hace un tiempo hay cabañas de criadores que ganan premios en exposiciones”, refirió Sisul, quien sostuvo que cuando se produjo el periodo actual de crecida “el nivel del río no estaba alto” en esa parte del país “y eso hizo que no sea catastrófico”.
La industria ganadera en Paraguay representa el 12,6% del producto interior bruto (PIB) del país y emplea a unas 400.000 personas.