Richard Ramón Pereira, padre de la víctima y con quien comparte el primer nombre, no ocultó su deseo de que inicie el juicio oral y público a los policías investigados por un procedimiento irregular llevado a cabo en agosto del 2016, cuando dispararon al joven, quien quedó con discapacidad a raíz de la herida.
“Seguimos como el primer día, unidos, fuertes y decididos a conseguir justicia. Ojalá que hoy (lunes) no haya chicanas (que impidan el juicio oral) y podamos concluir esta fea etapa”, expresó sereno y decidido en contacto con radio La Unión.
El padre explicó que es la segunda vez que van a juicio. En la primera convocatoria el proceso se vio dilatado a causa de una recusación presentada por el abogado de uno de los acusados, y a consecuencia de eso, la diligencia judicial pasó para mayo del 2019.
No obstante, la familia del joven logró apelar la recusación y aguardan que este lunes inicie el juicio. Cuando recordó todo lo que vivió su hijo, fue categórico al afirmar que no descansarán hasta que se haga justicia.
Describió a Richard como una persona fuerte, a pesar de su falta de movilidad. Dijo que sufre constantemente de infecciones, que son secuelas de lo que tuvo que atravesar.
Dos policías acusados
Los acusados por este caso conocido como gatillo fácil son el comisario Jorge Ignacio Zárate Barreto y el suboficial Johnie Orihuela, quien sería el que realizó el disparo.
El primero cuenta con arresto domiciliaria, mientras que Orihuela está en la Agrupación Especializada con prisión preventiva.
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El suboficial está acusado por los hechos punibles en calidad de autor de tentativa de homicidio doloso, con pena de hasta 25 años de prisión. Y en calidad de coautor por los hechos de persecución de inocente, con una expectativa de pena de 10 años y simulación de hecho punible, con hasta 3 años de cárcel.
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“El comisario (Jorge Ignacio Zárate Barreto) tiene una supuesta prisión domiciliaria. Y digo supuesta porque está libre como las aves”, cuestionó el padre del joven baleado.
Según el relato de la víctima, él se dirigía a su casa cuando lo comenzó a seguir una patrullera. Poco tiempo después, fue interceptado en las calles 24ª Proyectada y Paí Pérez, en el barrio Roberto L. Petit de Asunción.
Richard bajó de su vehículo con las manos arriba. Orihuela lo tiró al suelo para obligarlo a que se ponga de rodillas, y luego le disparó en la nuca. El procedimiento policial fue captado por cámaras de circuito cerrado.