Con niños en brazos y ancianos a cuestas, las familias gazatíes huyen de un lado a otro en la desesperada búsqueda de refugio ante los constantes ataques –por aire, mar y tierra– de Israel, que prometió “borrar de la Tierra” a Hamás y, especialmente, a sus fuerzas especiales Nukba (Élite), autores del masivo ataque que inició la guerra el sábado pasado.
GRAN OFENSIVA. ”Sí, (la ofensiva) es más grande que nunca”, reconoció el teniente coronel Richard Hecht, portavoz del Ejército israelí.
Aterrorizados, tres niños gazatíes, uno de ellos con la cabeza vendada, se sientan en un banco del hospital Al Shifa, el más grande de la ciudad de Gaza, donde se refugiaron junto a cientos de personas. A su lado, una mujer descalza descansa acostada en el piso junto a su bebé.
“Primero buscamos refugio en las escuelas de la ONU, había miles de personas allí en duras condiciones de vida, sin electricidad, agua ni instalaciones higiénicas. Tuve que huir al barrio de Al Nasr, con la esperanza de proteger a mis hijos de las enfermedades”, cuenta a EFE Ahmed al Saadi.
Pero este hombre de negocios de 38 años tuvo que irse de ahí también cuando empezaron a caer los proyectiles israelíes, y ahora se encuentra en el hospital Al Shifa.
“Algunos consideraban que mi casa era un paraíso, con seis habitaciones y un jardín de última generación. No puedo entender cómo terminé aquí”, comenta.
En tanto, unas 3.000 personas, familias enteras y algunos periodistas inundaron el lujoso hotel Al Mashtal mientras llaman a la Cruz Roja Internacional para pedir ser evacuados, luego de que ocho torres residenciales donde vivían, con más de 300 apartamentos, fueron reducidas a escombros. Ya no tienen agua ni alimentos.
Incluso Nadia El Nakla, la esposa del ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, denunció a la BBC que sus padres están atrapados en el enclave, “aterrorizados”, tras haber acudido a visitar a un pariente enfermo.
Pero la ciudad de Gaza no es la única bajo fuego: Espesas nubes grises de humo y polvo aparecieron tras una serie de bombardeos sobre barrios cercanos a Rafah, el cruce fronterizo con Egipto en el extremo sur de la Franja, mientras que en Beit Hanoun y Beit Lahia, en la punta norte cercana a Erez, el paso fronterizo con Israel, no cesan los ataques con artillería y los bombardeos que redujeron a escombros unas varias torres residenciales.