Los de la calificadora Fitch no le dieron el grado de inversión a nuestro país porque creen que el Gobierno de Peña tiene severas debilidades de gobernanza. Lo que dijeron es no controla el gobierno, depende de otros en sus decisiones y no lleva adelante nada solo.
Redoblaron las críticas afirmando que la ley contra las organizaciones de la sociedad civil que tiene en sus manos para sancionarla o vetarla afecta severamente a la libertad de asociación y de expresión. Les dicen a los inversionistas: Cuidado con esas cosas a la hora de invertir en Paraguay.
Son tres las calificadoras y ahora estamos en un empate. Una dice que ya tenemos grado de inversión (Moody’s), la otra que no (Fitch) y se espera la última: Standard & Poor’s
En una simple conclusión no tener una gobernanza eficaz con un gobierno que excluye a la senadora Kattya González sin cumplir su propio reglamento y saca una ley para “matar política y socialmente” a personas e instituciones como lo afirmó Leite tiene altos costos justamente en lo que más ha venido insistiendo Peña en sus viajes: Invertir en el país.
Este duro cachetazo solo podría revertirse si veta el proyecto de ley con lo que humillará a sus aliados en el Congreso y fundamentalmente enfrentará al verdadero jefe de Estado en el quincho.
No creo que se anime.
Aunque lo quisiera carece de carácter para ser libre e independiente. Ha privilegiado la humillación y vejación permanentes para llegar hasta donde llegó y carece por completo de capacidad para dar un portazo y marcharse del quincho. Los otros lo saben y su entorno más cercano tiembla cada vez que solo piensa en la posibilidad de ser libre. La gobernanza seguirá como hasta ahora con un alto costo para la República con pendientes que desde ahora se acumulan y presionaran duramente sobre su persona.
Peña es absolutamente funcional al poder de facto. Si hace o no hace es toda su culpa aunque todo eso no sea su propia decisión. Cuando acabe lo sepultarán, los que lo apoyaron y los que siempre estuvieron en su contra. Está metido en el laberinto de la gobernanza y cada día que pasa se complica más la cosa. Lo obligan a mostrar un rostro de malo con la prensa como señal de capitulación ante el quincho que lo quiere duro ante esas cosas antes que una muestra de carácter que carece. Incluso cuando tiene que explicar su conflicto de interés con un banco donde está metida la plata del IPS no logra conciliar con su temperamento y descarrila.
Mientras deshoja margaritas, la inflación sube, no hay circulante y el dólar ha superado la barrera de los 8.000 como en los tiempos de Lucho González. No hay ninguna verdad más elocuente que la realidad y con ella Peña debe lidiar mientras se decide a ejercer o no la presidencia la República. Cuanto más se distraiga en esos temas más acelerados estarán los políticos en buscar sustituirlo y ejercer el gobierno de facto. Solo le queda huir al exterior cuando pueda aunque ya ni Milei lo atiende en la deuda de Yacyretá que piensa en el lado paraguayo hacer polladas para cubrir sus acreencias.
El presidente del Senado no pierde tiempo y ya nombra a un ejército de bachilleres pagando favores y preparando la siguiente batalla electoral. Cartes lanza y sostiene a Alliana con lo que jaquea a Peña y abre el paraguas para afirmar después que el pobre no daba la talla y por eso, lanzaron extemporáneamente un candidato para el 2028.
Los de la oposición siguen confundidos y solo Yolanda Paredes se anima a pedir perdón por dos planilleras del Poder Judicial a las que su marido hizo legisladoras. La gobernanza en crisis total. El agua sigue subiendo de temperatura como el apresurado verano que vivimos. En circunstancias aún peores, Maduro adelantó la Navidad para el primero de octubre, aquí cada vez es más que evidente que nadie sabe si el avión vuela con piloto o sin él.