Vía decreto reglamentario, el Poder Ejecutivo agregó el cultivo con fines industriales de cáñamo, planta que pertenece a la familia del cannabis, dentro de la producción nacional para la exportación de sus semillas al mercado americano.
El proyecto fue impulsado desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería. La normativa establece un máximo de dos hectáreas por familia y estiman que unas 25.000 familias pueden trabajar en el rubro el primer año, informó el periodista Roberto Santander.
Si bien aún no fueron confirmadas las proyecciones de su comercialización, el titular de Agricultura y Ganadería, Rodolfo Friedmann, destacó que tiene una rentabilidad mínima de G. 10 millones por hectárea, en cada cosecha. El cáñamo puede ser cosechado dos veces al año.
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Las semillas será importadas de Hungría, Francia y Estados Unidos, las cuales serán sometidas a ensayos, para que en marzo del 2020 se inicie la siembra.
Entre las posibilidades de industrialización, se pueden producir harina y aceite, aunque también puede ser aprovechada para la fabricación de textiles.
Friedmann señaló que ya existen dos empresas brasileñas y una paraguaya interesadas en la compra del cultivo. Aclaró que la trazabilidad del producto estará regulada por el MAG, la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave).
Recientemente fue creada la Cámara Nacional del Cannabis Industrial, que busca desde hace tres años avances en la producción de cáñamo, pero fue excluido del proyecto actual, que apunta a beneficiar a la agricultura familiar campesina.
En Paraguay están en proceso cinco licencias para la producción e industrialización controlada del cannabis, pero hasta el momento contempla solo su uso medicinal.
En ambos casos se usan variedades que no se centran en la obtención del tetrahidrocannabinol, el componente que causa los efectos sicoactivos, demandado para el uso recreativo.