Daniel Espinoza | daniel-espinoza@uhora.com.py
¿Qué efecto tendrá la próxima huelga general? Esta es una de las interrogantes en relación con la medida de fuerza que se llevará a cabo la próxima semana, en coincidencia con la Cumbre del Mercosur, que se realizará en Paraguay.
Será la segunda movilización de esta índole en lo que va del Gobierno del presidente Horacio Cartes, la primera se hizo el 25 de marzo del 2014. Pero el escenario actual es diferente porque, en la primera ocasión, se hizo en forma conjunta entre todas las centrales sindicales y, esta vez, existe una marcada división.
Algunas de las nucleaciones sindicales decidieron no formar parte de la medida de fuerza e, incluso, firmaron un acta de compromiso con el Gobierno, tras una audiencia mantenida entre representantes de la producción, un sector del gremio de los trabajadores y el jefe de Estado realizada en Mburuvicha Róga.
Los reclamos y reivindicaciones son prácticamente similares entre las centrales obreras, pero las que no apoyan la medida de fuerza señalaron que prefieren priorizar en estos momentos el diálogo con el Ejecutivo.
POSTURAS. Bernardo Rojas, de la Central Unitaria de Trabajadores Auténtica (CUT-A), sector obrero que va a la huelga, fue enfático al señalar que ya no existe marcha atrás con la huelga general porque sus peticiones no recibieron repuestas favorable de parte de las autoridades.
Señaló que de 10 puntos, bajaron a tres considerados los principales, tales como la libertad sindical, en el que piden el registro inmediato de todos los sindicatos congelados y la no criminalización de la lucha social, el reajuste salarial del 25% y la reducción del pasaje del transporte público, pero que ni siquiera así tuvieron respuestas.
Mientras que Aldo Snead, de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), nucleación que rechaza la medida de fuerza, mencionó que todas la centrales obreras son autónomas y cada una tiene el derecho de ir o no a la huelga. Señaló que ese sector ahora apuesta el diálogo.
Refirió que en la reunión con el presidente de la República las nucleaciones que no apoyan la acción levaron un documento con los reclamos y reivindicaciones, especialmente relacionadas con el transporte y el país, y firmaron un acuerdo que tiene como límite abril del 2016.
Entre las más importantes, se menciona el puesto de trabajo de 1.800 choferes que se verán afectados tras la cancelación de doce líneas de transporte por no renovar su flota, la libertad sindical, participar en la carta orgánica del IPS y contar con una política salarial que contemple reajustes graduales y justos.
DIVISIÓN. Para el dirigente Bernardo Rojas es lamentable para el movimiento sindical la existencia de “bolsones de dirigentes que se prestan a maniobras sucias por intereses personales (por quienes firmaron el acuerdo con el Gobierno)”.
Dijo que ellos hacen reclamos por los intereses colectivos de los trabajadores y no individuales, y calificó de mamotreto el acuerdo firmado por las otras centrales obreras, porque solo hablan de generalidad y no de soluciones.
“Tenemos que tener seriedad, responsabilidad, honestidad con el trato del Gobierno y eso le falta a estos dirigentes que perdieron la vergüenza y fueron a sentarse en una mesa en contra de la posición que ellos mismos convocaron con nosotros durante la primera huelga general”, manifestó.
Insistió que la división entre los sectores sindicales es algo que siempre ocurrió y que debe ser desterrado de una vez para recuperar la moral del sindicalismo por ser constructores de la sociedad y del fortalecimiento de la democracia con justicia social.
La respuesta del Aldo Snead es que su sector respeta la huelga general convocada por un grupo sindical y espera que los demás sean recíprocos con la posición asumida por ellos. “Que nosotros decidamos una política diferente que ellos no les da la libertad a salir a hablar contra nosotros”, enfatizó.
Él considera más importante seguir con el diálogo hasta conseguir sus reivindicaciones; caso contrario, también tienen el derecho de hacer una medida de fuerza.
“Hay que entender que el éxito de la huelga general es conseguir lo solicitado y no simplemente paralizar el país. Si hago una huelga, paro el país y no consigo anda, no sirve de nada la medida de fuerza”, sostuvo.
Con relación a la primera huelga, detalló que el éxito se centró en la instalación de las mesas de diálogo y en poner un freno a las violaciones sindicales, como los despidos masivos de parte de las patronales.
Criticó que para esta huelga general no se haya convocado a un congreso con la representación de todos los sindicatos para definir la medida de fuerza, como sí lo hicieron en el 2014.
VANDÁLICOS. El ministro del Trabajo, Guillermo Sosa, señaló que un sector de las centrales obreras acordó en base a reivindicaciones laborales como seguridad social, el mejoramiento de ingresos y la formalización de la economía, que son competencias de dicha cartera de Estado.
Mientras, mencionó, que el otro sector, aparte de las cuestiones gremiales, solicitó temas relacionados al ambiente, derogación de leyes o subsidios que son difíciles de entender porque trasciende sus competencias.
“La mayoría de los trabajadores no apoya la huelga. El único elemento que se está barajando es la violencia de parte de un grupo de vándalos que quiere imponer la huelga en base a violencia. No hay causa ni razón para hacer ninguna huelga en este momento”, aseguró.
Se expresó en forma ofuscada al ser consultado sobre las respuestas a las reivindicaciones de los gremios. "¿Cómo no voy a responder? Tengo 15 mesas de diálogo en funcionamiento, estamos en permanente contacto con ellos. Es injusto y desubicado decir que soy el culpable porque no se les atiende”, aseveró.
Finalmente, el ministro refirió que todos los secretarios del Ejecutivo y el propio mandatario están abiertos al diálogo, pero que hay cuestiones que no se pueden atender porque se interpone a temas legales o perjudican a la población.
