En medio de reclamos de renuncia a la nueva mandataria, el Gobierno de Áñez intenta poner fin a las manifestaciones violentas y enfrentamientos, en la cuarta semana de protestas que dejaron diez muertos y unos 400 heridos.
“Estamos en una mesa de diálogo, creemos que es posible pacificar el país”, indicó el ministro de la presidencia, Jerjes Justiniano, uno de los once miembros del Gabinete Ministerial designados por Áñez el miércoles último.
En el diálogo participan delegados de la presidenta interina y congresistas del MAS, en particular la senadora Adriana Salvatierra, ex titular de la cámara alta, y la diputada Betty Yañíquez.
EVO AFUERA. Áñez dijo que el ex presidente Evo Morales “no está habilitado” para postularse a un cuarto mandato en las próximas elecciones, tras la anulación de los comicios de octubre por “irregularidades”. Aclaró, además, que el ex vicepresidente Álvaro García tampoco está habilitado para un cuarto mandato.
En tanto, el partido del ex gobernante “tiene derecho de participar en elecciones generales”, repuso y recomendó que busquen un candidato.
A Morales, que gobernó casi catorce años, lo habilitaron por una polémica sentencia del Tribunal Constitucional en 2017 para postularse a un cuarto mandato, al considerar que era “un derecho humano”. El fallo contrarió un referéndum nacional que le negó un año antes esa posibilidad.
PEDIDO DE RENUNCIA. Desafiando a la Policía, miles de partidarios de Morales marcharon ayer en La Paz para exigir la renuncia de la presidenta interina boliviana Jeanine Áñez y el retorno del líder indígena, asilado en México. “Estamos enfurecidos con esta señora que se nombró solita presidenta, queremos que Evo retorne”, dijo una mujer vestida con atuendo aymara.
Los manifestantes ingresaron pacíficamente a la ciudad y trató de aproximarse lo más posible al Palacio Quemado, la casa de Gobierno, cuyos alrededores estaban bloqueados por barricadas custodiadas por la Policía. Casi todas las tiendas del centro cerraron y el tránsito vehicular quedó suspendido por el paso de los coloridos y enardecidos manifestantes.
Ex mandatario vivía como un “jeque árabe”
El Gobierno de transición de Bolivia mostró ayer la suite presidencial que ocupó Evo Morales en la Casa Grande del Pueblo, un gran edificio que convirtió en sede de Gobierno en La Paz, como una forma de demostrar un supuesto “derroche” de recursos y una vida de “lujo”.
“Parece una habitación de un jeque árabe. El derroche de dinero hecho para la construcción de este palacio realmente es un insulto para los bolivianos”, dijo a los medios la ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga. La suite de Evo estaba en uno de los pisos de la gran edificación de 29 plantas que estrenó en agosto de 2018 y que reemplazó al viejo Palacio Quemado de La Paz, un edificio histórico justo a sus espaldas. El dormitorio tenía una cama de madera adornada con motivos indígenas. EFE