La noticia, que cayó como un balde de agua fría, envuelve en un nuevo marco de incertidumbre el panorama de la posible reapertura del Puente. El propio canciller, Antonio Rivas Palacios, admitió ayer que el nuevo decreto constituye un elemento que cambia las perspectivas de este proceso. Reconoció que todos creían que la reapertura del Puente iba a ocurrir a partir del 27 de setiembre, ya que el anterior decreto brasileño establecía que el cierre era hasta el 26, pero actualmente no se puede precisar la fecha definitiva.
Lo llamativo es que los voceros del Gobierno paraguayo se hayan apurado en dar como un hecho la pronta reapertura fronteriza, sin que haya existido un acuerdo previo con el Brasil. La directora de Migraciones, Ángeles Arriola, había indicado el martes último: “El señor presidente de la República fue muy claro y habló de una habilitación sin controles en el Puente, de ida y vuelta de taxistas, de mototaxis y toda la gente que pase por tierra”. Ayer la misma funcionaria cambió el tono: “Amanecimos con lo resuelto por el presidente Bolsonaro. El intendente de Ciudad del Este por ejemplo quedó sorprendido y la verdad que esta resolución de Brasil cambia todo. Vamos a tener que replantear todo”.
La esperanza a la que se aferran ahora las autoridades paraguayas es un artículo contenido en el nuevo decreto brasileño, que establece como excepción: “El tráfico de residentes fronterizos en ciudades gemelas mediante la presentación de un documento de residente fronterizo o de otro documento comprobatorio, desde que se garantice la reciprocidad en el tratamiento al brasileño por el país vecino”.
El artículo cuarto del decreto establece posibilidades estrictas de un posible tráfico de pobladores fronterizos solamente entre dos ciudades vecinas (como Ciudad del Este y Foz de Yguazú), pero requiere de un registro y de una documentación que hasta ahora no existe. Habrá que trabajar en ello, lo cual llevará tiempo. Y en todo caso no permitirá la afluencia masiva de turistas que los comerciantes y pobladores esteños esperaban.

El Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez cometió nuevamente un error de apresuramiento político, al comunicar unilateralmente la apertura de la frontera, generando mucha expectativa en la población regional, sin haberlo acordado previamente con su par Jair Bolsonaro. Cabe ser más prudentes en este tipo de decisiones.
Mientras tanto, es de esperar que la reunión entre ambos mandatarios pueda darse pronto y se resuelva alguna medida diplomática práctica que permita superar el impase, siempre teniendo en cuenta la seguridad en términos de salud pública ante la pandemia, con un equilibrio ante las necesidades económicas.