Si bien algunos analistas hablaron de que la condena histórica que recibieron Ramón González Daher y su hijo Fernando González Karjallo fue solo para tranquilizar a la ciudadanía, en mi caso soy optimista y digo que es un gran logro y un golpe duro a la corrupción.
Vemos que muchos casos grandes terminan en el famoso oparei, sin investigación buena o sin justicia; por eso es que un logro como este da gran satisfacción.
Aquí la Justicia mostró hacer su trabajo de acuerdo con las leyes, pero es indiscutible que también primó mucho un plus importante, la presión de la ciudadanía y de la prensa (y podría decirse que también de EEUU).
Fue a través de los medios que se conocieron muchos casos de deudores de Ramón González Daher que fueron apretados por su esquema de usura y saber estas historias generó una gran indignación en la sociedad, que, por lo que vemos, ya no tolera muchas cosas.
Hoy, como parte de esa sociedad que ya no quiere tolerar la corruptela, digo que queremos ver cambios en lugares donde abunda el uso del poder político para mediar en causas judiciales; en lugares donde la corrupción sigue campante, en donde vemos el uso de la influencia para amenazar a personas a que no denuncien hechos o a que no hagan como deben su trabajo, porque si no, serán echados o mandados al freezer.
Con la caída de los González Daher ahora vemos que cayó un imperio formado entre el corrupto manejo de la política y el sistema penal, según se demostró en juicio y lo citaron en la sentencia que dictó el Tribunal, en la condena contra RGD.
Pero no fue el único. Hoy te muestro otros casos más en donde vemos este tipo de presiones: El caso en el que fue protagonista el entonces fiscal Alejandro Nissen, quien en el 2002 imputó al entonces presidente de la República, Luis Ángel González Macchi, por tener un BMW robado en Brasil, que habría ingresado de contrabando a nuestro país.
En el 2004, justamente porque habría tenido un automóvil mau también imputó al ex senador fallecido Óscar González Daher, pero por esa acción el fiscal fue destituido de su cargo ese mismo día.
“A las 09:40 imputé a González Daher y a la hora ya estaba mi suspensión”, había referido el ex fiscal. Justo OGD estaba como presidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y de allí salió la resolución de suspensión.
Hoy Nissen tiene un caso iniciado ante la Justicia internacional y el Paraguay espera resolución de la Corte Interamericana de DDHH sobre su destitución.
Otro caso que seguro recordarás es el del ex intendente de Lambaré Roberto Cárdenas, que pese a que fue condenado en cuatro causas, hasta hoy no pisó la prisión.
Haciendo un recuento de uno de los casos, recordamos que la entonces fiscala Blanca Agüero fue la que inicialmente lo imputó por el derrumbe de un colegio, pero tiempo después fue procesada por el Jurado de Enjuiciamiento (JEM), coincidentemente.
La ex fiscala expuso en ese entonces que ese fue el precio por tocar a alguien con poder.
Sé que hay muchos casos similares, pero mi pregunta es: ¿hasta cuándo seguiremos permitiendo que se use así el poder para presionar, para beneficiar a una o a ciertas personas?