“Para que quede claro: bajo este acuerdo, los datos médicos no pueden usarse para ningún otro fin que no sea proveer estos servicios que ofrecemos bajo el acuerdo, y los datos de los pacientes no se pueden combinar con ninguna información de Google sobre los consumidores”, indicó el presidente de Google Cloud, Tariq Shaukat.
Google Cloud es la plataforma de servicios en la nube de Google, la tercera más grande del mundo por detrás de AWS de Amazon y Azure de Microsoft, y provee a las empresas no solo de un lugar en el que “almacenar” sus gigantescas cantidades de datos, sino también de herramientas basadas en inteligencia artificial para interpretar y ofrecer soluciones de acuerdo a la información disponible.
Así, según aseguran desde la compañía, el objetivo es doble: por un lado, descargar a los hospitales de las tareas de gestión y almacenamiento de estos datos y, por otro, mejorar el servicio que estos proveen al poner a su disposición técnicas de análisis de datos que ahorren tiempo a los doctores y les ofrezcan sugerencias de cara a posibles tratamientos.
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La polémica se desató el lunes cuando el diario The Wall Street Journal publicó que, mediante el acuerdo existente entre Google Cloud y la red de hospitales Ascension, la mayor firma católica de ese tipo en EEUU, la empresa tecnológica había recolectado sin permiso y tenía acceso a los datos médicos de decenas de millones de personas.
El acuerdo fue suscrito el año pasado, aunque el intercambio de datos entre Google y Ascension –una operación que en la firma de Mountain View (California, EEUU) han bautizado como Proyecto Nightingale (ruiseñor, en español)– se aceleró este verano.
Entre los datos recolectados por Google figuran diagnósticos médicos, resultados de pruebas en laboratorios y registros de hospitalización, entre otros informes, lo que equivale a un historial médico completo en el que se incluyen los nombres de los pacientes y las fechas de nacimiento.
Uno de los elementos que más controversia ha generado desde la publicación de esta información el lunes no es que Google tenga acceso a los datos como proveedor de este servicio (desde la compañía aseguran que todo es perfectamente legal), sino el hecho de que ni pacientes ni médicos sean informados de este hecho.
“Estas organizaciones, como Ascension, usan Google para gestionar de forma segura los datos de sus pacientes, bajo estrictos estándares de privacidad y seguridad. Ellos son los guardianes de los datos, y nosotros les proveemos los servicios que piden”, se defendió Google ante las críticas recibidas.
La apuesta de Google por estrechar lazos con la industria médica se enmarca en el creciente apetito de Silicon Valley por el análisis de datos relativos a la salud de las personas, una vía de negocio que también están explorando otros gigantes de la tecnología como Amazon, Microsoft y Apple.