Alphabet, la empresa paraguas de Google, decidió cortar sus suministros de material informático y algunos servicios de programación al gigante chino de las comunicaciones, Huawei, según el mismo medio, que cita fuentes que pidieron el anonimato.
Igualmente, los principales fabricantes de procesadores, entre ellos Intel, Qualcomm, Xilinx Inc y Broadcom, informaron a sus empleados que dejarán de facilitar componentes a la empresa china hasta nuevo aviso.
Estas decisiones se preveían desde que el pasado miércoles el presidente Trump declarara una emergencia nacional para prohibir a las compañías estadounidenses hacer negocios con empresas que supuestamente intentan espiar al país ni tampoco usar los equipos de telecomunicaciones que fabrican.
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Dicha decisión, plasmada en una orden ejecutiva, se anticipaba que iba a perjudicar a compañías chinas como Huawei, considerada el segundo mayor vendedor de teléfonos inteligentes del mundo.
La orden ejecutiva no imponía automáticamente restricciones a la compra-venta de equipos de telecomunicaciones, sino que daba al secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, cinco meses para establecer qué compañías debían estar sujetas a las nuevas limitaciones por suponer un peligro para la seguridad del país.
Sin embargo, en una decisión posterior, el Departamento de Comercio incluyó a Huawei en una lista de compañías y personas a las que se vetaba el acceso a tecnología estadounidense.
“La venta o transferencia de tecnología estadounidense a una compañía o personas de la lista requiere una licencia, y la licencia puede denegarse si la venta o transferencia perjudica la seguridad nacional de EEUU o sus intereses en política exterior”, apuntó el Departamento.
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Estas medidas se suman a la guerra comercial que Trump entabló con China, que llevó a la imposición de aranceles a la importación de numerosos productos y que fue respondida con medidas similares por las autoridades de Pekín, y al tiempo agudiza la batalla por el control y desarrollo de las redes 5G.
En el terreno tecnológico, EEUU lidera una campaña global para impedir que las compañías chinas, como Huawei, se hagan con el control de las redes 5G, que permiten navegar por internet con mucha más velocidad y podrían facilitar el desarrollo de vehículos autónomos y técnicas para hacer cirugía por control remoto.
Desde hace tiempo, EEUU insiste en la idea de que Huawei puede ser un instrumento del espionaje chino y hay instituciones, como el Pentágono, que tienen totalmente prohibido su empleo.
De hecho, el Gobierno estadounidense ha presionado a la Unión Europea (UE) para que también imponga restricciones a Huawei, que se encuentra a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G.
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EEUU teme que China use las redes 5G de Huawei para espionaje, unas acusaciones que la compañía china negó.
Intel es el principal proveedor de procesadores de la empresa china, mientras que Qualcomm le abastece de los procesadores y módems con que equipa a muchos de sus teléfonos inteligentes.
Por su lado, Xilinx vende chips programables y Broadcom es un proveedor de chips de conmutación, otro componente clave para algunos tipos de redes.
“El presidente (Trump) ha dejado claro que esta Administración hará lo que sea necesario para mantener a EEUU seguro y próspero, y para proteger a EEUU de los adversarios extranjeros que están explotando de manera activa y cada vez más las vulnerabilidades en la infraestructura y los servicios de tecnología de la información y las comunicaciones”, aseguró el pasado miércoles la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.