06 nov. 2024

Grado de exclusión

Somos una prestigiosa calificadora de riesgos. Nos concentramos en analizar, evaluar y luego determinar la nota que debe recibir el Paraguay, mediante ciertos estándares y métricas adecuados, con el fin de ubicar la calificación país de manera que pueda establecerse en qué posición del ránking regional y mundial se encuentra. Paso a detallar la metodología y las circunstancias.

Esta organización es ecuánime, observa los hechos de manera imparcial y realiza una previsión de sus consecuencias, en torno al accionar del gobierno en bien del ámbito socioeconómico del país.

Para alcanzar el grado de exclusión, las políticas públicas deben estar enmarcadas en cierta lógica y seguir lineamientos tales que merezcan tal nota. Se analizan los factores sociales, la cobertura de salud pública, el acceso a educación digna y de calidad, la capacidad de los organismos de seguridad de contener los niveles de violencia e inestabilidad, las oportunidades que tienen los jóvenes para encontrar empleo y contar con ingresos genuinos, la atención a primera infancia y el derecho a una jubilación acorde para adultos mayores, la contención del drama indígena y los padecimientos campesinos en el acceso a la tierra, la precarización y el poblamiento en cinturones urbanos de pobreza.

Sopesan con lo anterior los elementos relacionados con la posibilidad de contar con un transporte público de calidad, niveles de contaminación del aire por las quemazones que azotan el ambiente, seguridad alimentaria y acceso a los productos básicos para la canasta familiar alejados de una inflación galopante, formalización laboral y salarios adecuados para una familia tipo, opciones de espacios públicos donde encontrar el ocio y el esparcimiento sin el peligro de la delincuencia callejera y otros etcéteras.

Notamos que el círculo vicioso de ninguneo constante a comunidades de pueblos originarios no se detiene, ya que cada vez hay más parcialidades colgadas de las oficinas del Indi en busca de soluciones a su acuciante destino. Recorremos hospitales y faltan medicamentos y profesionales para atender a una población que se endeuda cada vez más al momento de padecer malestares físicos (ni hablemos de los mentales), porque el Estado desapareció de este orden; así como también del ámbito educativo, lanzando anualmente a niños, niñas y adolescentes a una voraz sociedad sin las herramientas básicas para desempeñarse en la vida.

Nos cruzamos con motochorros que hacen cotidianamente de las suyas, sin la anticipación acorde de los organismos de control; y el desempleo eleva sus niveles paulatinamente, generando incertidumbre e imposibilidad de una vida digna, especialmente en los cinturones donde circulan carritos de recicladores y sustancias prohibidas, que corroen la mente de jóvenes alienados y sin futuro. Jubilarse es un privilegio ante tanta informalidad, y encima sus fondos son destinados a la especulación financiera amparada por el mismo Estado.

En el análisis del transporte público las notas son contundentes y no tienden a mejorar; mientras que las mediciones de la calidad del aire alcanzan ribetes apocalípticos y su consecuencia es directa en la salud pública; en tanto que todo lo observado en la oferta de productos es alcanzado por un nivel de precios con fuerza ascendente e incontenible. El bolsillo de la gente es una catarata que expulsa las pocas monedas sobrevivientes.

Tras cruzamiento de datos, análisis algorítmicos, evaluación de variables y rigor en nuestra big data, podemos llegar a una conclusión respecto de la realidad nacional y su estadío en torno a la nota que podemos aplicar: La evidencia demuestra que todos los ámbitos a ser atendidos por el Estado adolecen de políticas adecuadas y hay una mayoría de la población alejada de lo que se conoce como el sistema formalizado, que le permita gozar de una existencia digna.

Así las cosas, le otorgamos al Paraguay el inobjetable grado de exclusión.

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