Una multitud aglomerada. Tras dos años de espera, miles de peregrinos llegaron hasta la Basílica de Caacupé para participar del primer día del novenario de la Virgen de los Milagros, que arrancó bajo recomendaciones y estrictos protocolos sanitarios que fueron imposibles de cumplir debido a la gran afluencia de fieles.
Solo para el rezo del rosario y de la misa central se contabilizaron unas 3.000 personas aproximadamente, pero durante todo el día más peregrinos fueron arribando para pagar sus promesas y participar de las otras cuatro celebraciones eucarísticas. Todos los participantes del acto litúrgico usaban las mascarillas.
En lo que corresponde a la explanada de la Basílica y en la plaza del Santuario, se pudo cumplir en gran medida con el distanciamiento físico debido a las vallas perimetrales que dividían en grupos burbujas a los invitados especiales para la misa central con la Peregrinación de Pueblos Indígenas.
Monseñor Lucio Alfert, obispo del Vicariato del Pilcomayo, presidió la primera misa central de esta festividad religiosa, pero fue el sacerdote Miguel Fritz, conocido por luchar por los derechos indígenas, quien dio el sermón a los fieles, que se centró en las dificultades que todavía persisten en la sociedad paraguaya como el desalojo de comunidades indígenas y campesinos, como también la pandemia.
CIUDADANÍA DEL COVID
‘‘Justamente el virus Covid-19 se queda con nosotros, parece que ya consiguió ciudadanía. Ciertamente, nos cuesta convivir con él. Hasta algunos no quieren aceptar todavía su presencia y las medidas requeridas para protegerse y proteger al prójimo’’, indicó.
Sobre los efectos de la pandemia, el sacerdote manifestó su preocupación al ver cuanta gente no puede lograr tener lo necesario para vivir decentemente, que estudiantes se queden sin lo necesario para la educación y más todavía preocupa ver que hay gente que se aprovecha de esta situación.
Mientras el religioso daba su sermón, el personal policial realiza las recomendaciones sanitarias con altavoz porque en las adyacencias de la Basílica había peregrinos que no usaban correctamente la mascarilla.
En la explanada fueron colocados unos 3.400 puntos blancos pintados alrededor de la Basílica para que los peregrinos se mantengan en burbujas de hasta cinco personas por grupo familiar o de amigos, como una manera de cumplir con el distanciamiento físico y para evitar el contagio del Covid-19.
Sin embargo, tampoco fue posible cumplir con el distanciamiento en estos espacios y tras el termino de la misa la gente no se retiró del lugar –como se aconsejó– persistiendo la aglomeración en la zona. Además, pese a recomendaciones del Ministerio de Salud Pública de no llevar a niños y personas de la tercera edad, se vio a muchos entre la concurrencia. Cabe recordar que se insta a las personas no vacunadas o que cuentan solo con una dosis de la anti-Covid, a que no acudan a la Villa Serrana porque en caso de contagio pueden desarrollar formas graves del coronavirus.