Francia ratificó este viernes su rechazo al pacto por razones medioambientales y reclamó que la UE continúe las negociaciones con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) para que se garantice el freno a la deforestación, el respeto a los Acuerdos de París sobre el clima y que los productos importados desde el bloque suramericano cumplan las normas sanitarias y ambientales europeas.
“Nosotros veníamos señalando que no había que avanzar en ese acuerdo. Europa compra mucha carne y soja a Argentina, Brasil y Paraguay, que son de los tres países con más deforestación del mundo, un fenómeno que en gran parte se da por la extensión de la ganadería y el cultivo de soja”, dijo hoy a Efe Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.
Giardini advirtió que la Amazonía, el Cerrado y el Gran Chaco ya son ecorregiones de Sudamérica castigadas por la pérdida de bosques nativos y un impulso a actividades económicas que ya han avanzado sobre esos territorios no haría más que empeorar el escenario.
“El acuerdo, al bajar o eliminar aranceles y mejorar así los márgenes de ganancias a las corporaciones agrícolas, fomentará aún más la desforestación”, señaló.
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Por otra parte, Giardini sostuvo que el acuerdo, por ejemplo, fomentará la producción de autos de bajo coste con destino al mercado del Mercosur y el uso de combustibles fósiles por esta razón.
El ambientalista advirtió que los potenciales efectos negativos no se acotan a los países firmantes del acuerdo sino que podrían ser de escala global, pues “va a ser imposible frenar el cambio climático con estos niveles de deforestación”.
Posición argentina
El acuerdo de asociación estratégica se firmó en julio de 2019, mientras el entonces presidente argentino Mauricio Macri (2015-2019) estaba al frente de la presidencia rotativa del bloque suramericano.
Según fuentes oficiales consultadas hoy por Efe, el Gobierno de Alberto Fernández, quien asumió el Ejecutivo en diciembre pasado, en principio tiene una opinión “positiva” sobre el pacto, pero entiende que antes de someterlo al trámite de ratificación parlamentaria, necesaria para su entrada en vigencia, debe realizarse un estudio de impacto del acuerdo, “algo que debería haber hecho el Gobierno anterior antes de firmarlo”.
Ese estudio, según indicaron las fuentes, incluirá no solo aspectos económico-productivos sino también ambientales.
Con respecto a la posición de Francia, el Gobierno de Fernández interpreta que la objeción no va dirigida a Argentina, cuyos “estándares medioambientales para la producción agropecuaria son muy altos”.
“No son suficientemente precisos esos argumentos (de Francia) porque meten en la misma bolsa a todos”, comentaron.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ya había manifestado en agosto de 2019 que no podía ratificar el acuerdo debido a las posturas de los países del Mercosur sobre los Acuerdos de París y, en concreto, por las políticas del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ante el avance de la deforestación y de los incendios de la Amazonía.
Buenas prácticas
El sector agropecuario ya anticipaba el año pasado que debía trabajarse en los aspectos ambientales y sanitarios del acuerdo para que estos no se terminen convirtiendo en barreras para-arancelarias que impidan el ingreso de la producción sudamericana a la UE.
“Esas barreras para-arancelarias terminan siendo una protección para los sectores productivos europeos”, dijo a Efe Carlos Achetoni, presidente de Federación Agraria Argentina, una de las mayores entidades agropecuarias del país.
Achetoni señaló que los agricultores del Mercosur han sufrido una suerte de “difamación” por parte del sector productivo europeo por presuntamente no cuidar el ambiente, cuando en Argentina, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de granos, derivados y carnes, hay “buenas prácticas agrícolas” que, con todo, según reconoció, pueden perfeccionarse y ser mejor controladas en su cumplimiento.