Juan Guaidó, de 35 años, aseguró que, gracias al apoyo internacional, la unidad de la oposición y un movimiento de bases revitalizadas, Venezuela tiene una oportunidad única “para dejar atrás el caos”.
El joven diputado se autoproclamó presidente encargado esta semana, y varios países reconocieron su mandato, por sobre el presidente constitucional Nicolás Maduro.
Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, se erigió como “principal valedor internacional” de la presidencia del opositor, mientras que los Gobiernos de España, Francia, Alemania y el Reino Unido anunciaron este sábado que le reconocerán como presidente interino si Maduro no convoca nuevas elecciones en ocho días.
En este sentido, Guaidó admitió a The Guardian, que al hilo del creciente respaldo internacional, también necesita el apoyo crucial del Ejército venezolano.

Por ello, celebró que el coronel José Luis Silva Silva, agregado militar de la embajada de Venezuela en EEUU, tomó este sábado la decisión de romper con el gobierno de Maduro, al tiempo que unos 3.500 militares se licenciaron durante el pasado año, señal, dice, de que estaba “surgiendo” un movimiento de oposición entre los uniformados.
“Pero aún tenemos que consolidar todos estos avances para que seamos realmente capaces de ejecutar el proceso que nos lleve a un gobierno de transición y, en último término, a unas nuevas elecciones”, expuso.
Manifestó que algunos observadores expresaron su temor a que al crisis política desemboque en una guerra civil si la diferentes facciones que componen el Ejército se sitúan del lado de un líder u otro.
“No creo que lleguemos a ese punto. La idea es seguir aumentando la presión pero sin provocar un conflicto”, confía Guaidó, quien cree que el país está viviendo “un momento casi mágico” en esta búsqueda de la democracia.
“No es el momento de más muertes o más sacrificios”, advierte, en referencia a las manifestaciones contra Maduro convocadas para los próximos días, que siguen a las celebradas esta semana y que, según grupos de derechos humanos, provocaron al menos 26 muertos.
Guaidó se declaró optimista respecto al futuro de su país, sumido en una profunda crisis económica, y aunque reconoce que “existen riesgos”, promete que “las recompensas será mucho mayores”.
Al ser consultado por las voces que le describen como una “marioneta” en un supuesto golpe de estado dirigido por Washington contra Maduro, Guaidó lo niega rotundamente y subraya que su gran prioridad, además de lograr una transición pacífica, es abordar la crisis humanitaria de Venezuela.
Otra de sus preocupaciones, apuntó, es el futuro de la compañía estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), cuya producción se derrumbó bajo el mandato de Maduro.
No obstante, toda vez que el “usurpador” (en referencia a Maduro) deje la presidencia, Guaidó adelanta que convocará una elecciones generales “tan pronto como sea posible”, después de que se libere a los presos políticos y la diáspora venezolana pueda regresar para acudir a las urnas.
“Eso lleva tiempo, pero tenemos que abordar estos asuntos en el espacio de tiempo más breve posible”, concluyó.