¿Qué es un paraíso fiscal? Para explicarlo, puede darse un ejemplo: las Islas Vírgenes británicas, con una población de 25.000 habitantes, tienen 800.000 empresas. No es posible que tan poca gente tenga tantas empresas; sí es posible que esas empresas se hayan establecido en las islas a causa de los beneficios que les da ese pequeño territorio, donde se pueden constituir empresas a nombre de Dios sabe quién, con impuestos muy bajos o inexistentes, y con millones de dólares a nombre de compañías virtuales, creadas para no pagar impuestos en el resto del mundo. En lo de no pagar impuestos existen dos palabras: evasión y elusión. Evasión viene de evadir, y significa no pagar cuando la ley dice que se debe pagar; se trata de un delito. Elusión viene de eludir, y consiste en las maniobras que, valiéndose de una laguna legal, no son ilegales en sentido estricto. Por otro lado, no todo lo que es legal es lícito, y este viene a ser el caso, tanto con la evasión como con la elusión de impuestos. Además, en muchos casos no se trata solamente de no pagar impuestos, como hacen ciertas empresas que trabajan legalmente, sino de depositar en cuentas bancarias el dinero proveniente de actividades criminales, como el tráfico de drogas o de armas.
A los paraísos fiscales se los llama también guaridas fiscales, y me parece apropiado. También existe la palabra offshore, que literalmente significa a cierta distancia de la costa, y que se refiere a ciertas islas, como las Vírgenes, donde hay mucho dinero sucio depositado. Sin embargo, una guarida legal no es necesariamente una isla del Caribe: puede ser también un espacio situado en un país donde la economía funciona de manera legal (quitando ese espacio), como lo es Wall Street, el sector financiero de New York, o la City de Londres, que tiene aproximadamente una milla cuadrada y que, según algunos, es uno de los centros de evasión/elusión más grandes del mundo. Entre quienes lo dicen está el investigador inglés Nicholas Shaxson, autor del libro Las islas del tesoro (Fondo de Cultura Económica: 2014), que se vende en Asunción; ya lo he mencionado y creo que debo mencionar de nuevo, por su actualidad.
El libro de Shaxson fue una reacción a la crisis financiera del 2008, que puso en evidencia la estafa internacional de las guaridas fiscales; el escándalo fue tal, que los mandatarios reunidos en el 2009 en la reunión del G-20 (grupo de los 20 países más desarrollados) prometieron ponerle fin. Después de esa promesa solemne, saltó el affaire de los Panama Papers y, a principios de este mes, de los Paradise Papers. No se quiere hacer nada al respecto porque, como dijo Francisco de Quevedo, poderoso caballero es don Dinero. Sin embargo, como señala Shaxson, ese sistema hace que, por cada dólar recibido de los países ricos, los países pobres les envíen diez dólares.