12 sept. 2024

Guerra de la Triple Alianza: Una revisión crítica de los eventos en Piribebuy y Valenzuela

La Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) dejó una huella indeleble en la historia paraguaya, con numerosos relatos de atrocidades que han perdurado en la memoria colectiva. Sin embargo, una revisión crítica de los testimonios y documentos disponibles sugiere que algunos de estos relatos pueden haber sido distorsionados o confundidos con el paso del tiempo.

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Plano de Piribebuy, en el que se ven marcadas las trincheras que rodeaban el pueblo, elaborado por los brasileros el 5 de octubre de 1869. Extraído de Biblioteca Digital Luso-Brasileira.


Ángel Piccinini

Uno de los episodios más controvertidos es el incendio del hospital de Piribebuy el 12 de agosto de 1869. O’Leary, conocido con su version de la historia paraguaya, estaba involucrado en un esfuerzo por construir una narrativa nacional que resaltara el heroísmo y el sufrimiento del pueblo paraguayo.
La serie de artículos históricos iniciada por Juan E. O’Leary en el diario La Patria de 1902 marca un punto crucial en la formación de la memoria colectiva paraguaya sobre la Guerra de la Triple Alianza. Bajo el seudónimo de Pompeyo González es la mención del incendio del hospital con un número específico de víctimas.

“Dijimos al empezar que en el Hospital de Sangre se curaban ochocientos enfermos paraguayos. Pues bien, concluida la matanza, los aliados mandaron cerrar las puertas y las ventanas del hospital incendiándolo en seguida. Los ochocientos enfermos perecieron quemados. Se dice que los legionarios fueron los encargados del incendio”.

Estas líneas de O’Leary es lo que nos lleva a redactar este artículo, pero es crucial subrayar que el propósito de este análisis no es negar la ocurrencia del incendio del hospital de Piribebuy ni minimizar el sufrimiento de las víctimas. Los múltiples testimonios y la consistencia en ciertos detalles proporcionan una fuerte evidencia de que un evento trágico efectivamente tuvo lugar. Lo que se pone en cuestión es la magnitud exacta del incidente y la precisión de algunos detalles específicos que han sido transmitidos a lo largo del tiempo.

Reconociendo al mismo tiempo la complejidad de la memoria colectiva y su importancia en la formación de la identidad nacional paraguaya, Nuestro objetivo es acercarnos lo más posible a la verdad histórica, basándonos en los testimonios de testigos y protagonistas directos. Aunque es posible que nunca lleguemos a conocer con absoluta certeza todos los detalles de lo ocurrido aquel 12 de agosto de 1869.

La batalla comenzó a las 06:30 de la mañana, en un día cubierto por la niebla. Las fuerzas aliadas iniciaron un intenso bombardeo de artillería que duró aproximadamente dos horas. Este ataque preliminar fue seguido por una ofensiva general de infantería y caballería que en solo 15 minutos, los primeros soldados brasileños y argentinos entraron a Piribebuy. Es importante notar que la división oriental (uruguaya) no participó en el asalto, ya que se le asignó la tarea de vigilar el camino de Azcurra para prevenir cualquier intento de refuerzo que pudiera llegar a la plaza desde esa dirección.

A pesar de la rápida penetración inicial, el control total de la situación por parte de las fuerzas aliadas requirió cerca de dos horas adicionales. Esta cronología es crucial para entender el contexto en el que ocurrieron los eventos posteriores, incluyendo el supuesto incendio del hospital. El tiempo transcurrido entre la penetración inicial de las defensas y el control total de la situación sugiere que hubo un período de intenso combate urbano, durante el cual podrían haber ocurrido diversos incidentes.

También nos permite contextualizar los testimonios de los sobrevivientes y considerar cómo los eventos específicos, como el incendio del hospital, podrían haber ocurrido en medio de la lucha por el control del pueblo.

Es importante destacar que los testimonios directos de Solalinde, Amarilla, Meque, Gómez y González no mencionan la cifra de 800 enfermos en el hospital, ni hablan específicamente de puertas y ventanas cerradas durante el incendio. Estas son diferencias cruciales que deben ser señaladas.

El capitán Manuel Solalinde, por ejemplo, menciona el incendio del hospital, pero no proporciona un número específico de víctimas. Su testimonio se centra en la brutalidad del acto, describiendo que “los pobres enfermos murieron achicharrados, sin poder salvarse”, pero sin mencionar un número concreto.

El sargento mayor Hilario Amarilla, en su relato sobre la conversación entre el comandante Caballero y el Conde d’Eu, menciona que el hospital estaba ardiendo y que era necesario evacuar a los enfermos, pero tampoco proporciona una cifra de víctimas, además no da a entender que d’Eu no tenía conocimiento del incendio y sugiere que el incendio podría haber sido consecuencia de la batalla, más que un acto deliberado de crueldad y exterminio.

Manuel Gómez, en su testimonio bajo juramento, habla específicamente de haber enterrado 46 cuerpos, un número significativamente menor que los 800 mencionados posteriormente por O’Leary.

En cuanto al relato del padre Fidel Maíz sobre el testimonio de María Meque, es crucial notar que Maíz utiliza la frase “como usted dice” al referirse a los detalles del incendio. Esto sugiere que Maíz podría estar repitiendo información que le fue proporcionada por el entrevistador, más que transmitiendo directamente las palabras de Meque.

José Guillermo González, por su parte, describe el incendio del hospital y la salitrera como parte de la celebración de la victoria de los aliados.

Al contrastar estos relatos con los informes de los oficiales brasileños, surgen discrepancias notables. El Conde d’Eu, al describir el hospital de Caacupé, habla de “horrendos hangares, donde se encontraba tirada una multitud de individuos”, mientras que el Conde Taunay menciona “un inmundo depósito de heridos y enfermos, llamado hospital, dentro del cual unos 600 infelices respiraban el aire infectado por la putrefacción de 30 cadáveres insepultos”. Es notable que ninguno de los dos menciona un incendio en Piribebuy.

Esta disparidad en los relatos plantea la posibilidad de que la cifra de 600 enfermos en Caacupé pudiera haberse confundido en la memoria colectiva con el número de víctimas del supuesto incendio en Piribebuy. La magnitud de esta cifra, combinada con las condiciones deplorables descritas por los oficiales brasileños, podría haber contribuido a la creación de una narrativa más dramática sobre los eventos en Piribebuy.

Además, la destrucción de una fábrica de salitre en Valenzuela, mencionada por los oficiales brasileños, añade otra capa de complejidad. Taunay relata: “Estos declararon que a una legua y media, en un lugar llamado Loma, existía una fábrica de azufre, lo que fue verificado por el brigadier Vasco Alves, quien mandó quemar y destruir todo”.

Este incidente en Valenzuela podría haberse confundido o fusionado en la memoria colectiva con el incendio de la salitrera en Piribebuy mencionado por González.

La tradición oral también ha contribuido a esta confusión. Existe una narrativa que habla de 30 mujeres que fueron encerradas y quemadas en la salitrera de Valenzuela el 9 de agosto o sea 3 días antes de lo sucedido en el cercano pueblo vecino de Piribebuy, un gran detalle que no aparece en los informes oficiales brasileños, no están respaldados por ningún testimonio de protagonistas o testigos contemporáneos a los sucesos. A diferencia de los eventos en Piribebuy.

Lo que se ha transmitido sobre este incidente parece ser parece ser una adición posterior a la narrativa de la guerra y es muy probable que sea el resultado de una confusión con los eventos relacionados con la salitrera de Piribebuy, mencionada en el testimonio de José Guillermo González.

En la actualidad, tanto Piribebuy como Valenzuela dan gran relevancia a estos sucesos históricos a través de recreaciones y conmemoraciones anuales. Estas ciudades parecen buscar un cierto protagonismo histórico en el contexto de la Guerra de la Triple Alianza, aunque con distintos grados de justificación histórica.

En el caso de Piribebuy, esta búsqueda de protagonismo está ampliamente justificada. La ciudad fue escenario de una batalla significativa y del controvertido incendio del hospital, eventos que están bien documentados en diversas fuentes históricas. Las recreaciones anuales de la batalla y el homenaje a las víctimas sirven como un recordatorio poderoso de los sacrificios realizados por la población local durante la guerra.

Por otro lado, la situación de Valenzuela es más compleja. Aunque la ciudad fue testigo de la destrucción de su fábrica de salitre, un evento mencionado en los informes brasileños, es posible que esta historia se haya desarrollado como una forma de alinear la experiencia de Valenzuela con la de Piribebuy, buscando así un lugar más prominente en la narrativa histórica nacional.

Este fenómeno no es exclusivo de Piribebuy y Valenzuela. En mi artículo anterior, se mencionó cómo San Pedro del Ycuamandyyú ha buscado ensalzar la figura del general Francisco Isidoro Resquín como héroe local la ciudad ha optado por destacar su figura como una forma de reclamar su propio espacio en la narrativa de la Guerra de la Triple Alianza.

Estos casos ilustran una tendencia más amplia en Paraguay, donde diversas localidades buscan establecer o reforzar su identidad histórica a través de conexiones, a veces tenues, con eventos o figuras de la Guerra de la Triple Alianza. Otro caso es que en casi en cada ciudad del interior, existe una casa en la que habito Madame Lynch. Este fenómeno refleja la profunda huella que el conflicto ha dejado en la conciencia nacional paraguaya y cómo continúa moldeando las identidades locales más de 150 años después de su conclusión.

Por un lado, estas iniciativas pueden servir para preservar la historia y fomentar un sentido de identidad local y nacional. Por otro lado, plantean preguntas sobre la precisión histórica y la posible exageración o romantización de ciertos eventos y figuras, por eso es crucial abordar estas narrativas con un ojo crítico, distinguiendo entre los eventos históricos bien documentados y aquellos que pueden haber sido amplificados o alterados con el paso del tiempo.

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