El acuerdo firmado por tres países decretaba la ruina del Paraguay. Fue elaborado por la diplomacia brasileña, encabezada entonces por José María Da Silva Paranhos, Vizconde de Río Branco, explica Fabián Chamorro, promotor cultural y conocedor de la historia del Paraguay.
El Tratado de la triple infamia o de la vergüenza, así lo llamó el intelectual argentino Juan Bautista Alberdi.
Añade Chamorro que, por las inconsistencias del mismo, se nota que se dieron mucha prisa en lograr la adhesión definitiva de Argentina, situación aprovechada por el entonces mandatario de ese país, Bartolomé Mitre, que terminó reclamando todo el Chaco.
Chamorro menciona cinco objetivos del tratado. Lo primero era derrocar el gobierno de Francisco Solano López y, en segundo lugar, imponer límites territoriales. Al final de la guerra, Paraguay perdió más de 150.000 kilómetros cuadrados.
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El tratado se proponía disolver el ejército paraguayo, demoler las fortificaciones militares y repartir el armamento entre los aliados, “en síntesis, dejar indefenso al Paraguay. Con esta cláusula también se destruyó todo progreso paraguayo, como Ybycuí”, apunta Fabián Chamorro.
Asimismo, los aliados pretendían imponer tratados de navegación de los ríos Paraná y Paraguay sin mención de reciprocidad. El promotor cultural añade que Paraguay perdió la soberanía de sus ríos, que fueron manejados al antojo de Brasil y Argentina durante toda la ocupación militar.
Finalmente, consta en el tratado la imposición de los gastos de guerra. Explica Chamorro que, como se hizo responsable al Paraguay de la guerra, se le impuso deudas imposibles de pagar. “De hecho, no las pagó, pero Argentina y Brasil aprovecharon la situación para someter diplomáticamente a Paraguay”.
La Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) fue la contienda más sangrienta que se vivió en América del Sur; se inició en diciembre de 1864, como una lucha armada entre el Paraguay y Brasil, pero en mayo de 1865, se aliaron al Brasil el Uruguay y la Argentina, y así quedó formada la Triple Alianza.
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Tras cinco años de guerra, el viejo Paraguay dejó de existir, reflexiona Fabián, y apunta que, con la muerte de los últimos 200 paraguayos en Cerro Corá, lo que quedaba de los 100.000 hombres enrolados durante la contienda y de los aproximadamente 500.000 habitantes antes de la debacle, al país le quedaron poco más de 200.000 habitantes, la mayoría mujeres, niños y ancianos, que aún deberían sobrevivir la dura posguerra.
“No hubo asistencia alguna de parte de los vencedores, que se quedaron a imponer sus condiciones aprovechando la predisposición de los gobernantes paraguayos de turno”.
El 1 de mayo es una fecha que no está presente en la memoria de los paraguayos. Fabián Chamorro explica esto: “Es una fecha que llama al recuerdo, pero nuestra memoria, siempre tan frágil, prefirió olvidarla. Realmente nunca tuvo mucha trascendencia la firma del tratado, ni siquiera cuando comenzó el periodo de revalorización de recuperación histórica de la memoria del Mariscal López, nunca se le dio mucha preponderancia. En pocas palabras, nunca fue conmemorado ni siquiera por los paraguayos que trabajaron con la recuperación de la memoria de López”.