Uno de los fenómenos climatológicos más violentos registrados en Paraguay ocurrió un día como hoy, pero de 1926, un evento que hoy se como el Ciclón de Encarnación .
Los registros señalan que, cerca del anochecer, entre las 18.00 y 20.00, desde el río Paraná una tromba formada por dos corrientes de viento huracanado se posicionó frente a la capital de Itapúa.
El torbellino ingresó a la Villa Baja a través del muelle, que fue destruido en cuestión de minutos, así como las construcciones aledañas. Ahí murieron las primeras víctimas, presuntamente.
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Según el relato de sobrevivientes, el tornado marchó hacia la usina, la que en breves segundos quedó reducida a escombros. Se estima que el fenómeno arrasó con una extensión de unos 350 metros y continuó hacia la “arribada”, dirigiéndose luego hacia el sureste, hacia Curuzú Miguel, destruyendo todo a su paso, inclusive parte de la Ciudad Alta.
Las ráfagas de viento de hasta 200 kilómetros por hora se llevaron cerca de 400 vidas, aunque no hay una cifra exacta de los fallecidos en la catástrofe. Todo sucedió en cuestión de minutos
El historiador Herib Caballero mencionó a Última Hora que la afectación fue grande debido a que ocurrió en una zona muy poblada.
“A lo largo de la historia hay varios eventos similares, ciclones o tornados pequeños, por ejemplo la ciudad de Horqueta en la década del 30 y otros más, pero como eran poblaciones más pequeñas la cantidad de muertos fue mucho menor”, descrito.
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Predecir este tipo de fenómenos, en aquel entonces, era imposible, la única estación meteorológica que existía en esos momentos, según el investigador, funcionaba en la Escuela de Agricultura, ubicada en el Jardín Botánico, y solo trabajaba en el registro de temperatura, viento , la humedad y la cantidad de lluvia caída.
El historiador comentó que el fenómeno hizo desaparecer el Banco del Paraguay, el Club Social de Encarnación, además de muchas casas.
Caballero mencionó el relato de un testigo del tornado: “El ciclón que dio origen a la catástrofe revistió caracteres inusitados de violencia, más que un ciclón parecía tratarse de un verdadero terremoto”.
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Continuó: “Durante toda la noche cayó una copiosa lluvia que agregaba tintes sombríos a la inmensa desolación del espectáculo y hacía más difíciles los trabajos de salvamento”. El testigo mencionó que el viento levantó hasta la vereda. Entre los casos más tristes, Dijo que una familia de 12 integrantes pereció durante el paso del ciclón.
Ante la magnitud del desastre, al día siguiente el Gobierno de Eligio Ayala solicitó un duelo nacional y se creó una comisión de donaciones para enviar todo tipo de ayuda a los sobrevivientes.