El nuevo abanderado del PT consideró que la crisis que atraviesan Brasil y Argentina, dos de los socios del Mercosur, supone una oportunidad para implementar una política de integración “más fuerte” en el bloque, compuesto también por Uruguay y Paraguay.
“Esas crisis son una gran oportunidad para el Mercosur. Cuando hay poco que perder se toman decisiones más osadas”, resaltó Fernando Haddad en una entrevista que concedió a corresponsales extranjeros en Sao Paulo dos días después de asumir oficialmente la candidatura de la formación de izquierdas.
Desde la cárcel, el ex presidente Lula, preso por corrupción, ungió este martes a Haddad como candidato a la presidencia después de ser vetado por la Justicia electoral de disputar las elecciones del próximo 7 de octubre, las más inciertas en las últimas décadas.
Haddad consideró que la inhabilitación del político más carismático de Brasil supone un “trauma”, pero se mostró confiado en poder capitalizar el apoyo de Lula, quien según las últimas encuestas demoscópicas tenía un 40% de intención de voto.
El ex alcalde de Sao Paulo, con un 8% de apoyos, afirmó no estar preocupado con la posible transferencia de los votos de Lula hacia otros candidatos de izquierda, como el laborista Ciro Gomes, y confió en el programa del Partido de los Trabajadores para conquistar a los electores.
Gomes, con un 11% del favoritismo, endureció el discurso contra Haddad, con quien compite en el terreno de la izquierda, y subrayó que al delfín político de Lula le falta “garra” para enfrentar el difícil momento que vive el país.
“Haddad es una excelente persona, una persona de bien, tengo por él un gran afecto, gran estima y gran respeto, pero él no conoce Brasil, no tiene experiencia, no tiene la garra necesaria en este momento difícil”, aseguró el candidato por el Partido Democrático Laborista (PDT).
Gomes, quien pasó a ser el segundo favorito en los sondeos tras el veto a Lula, subrayó que a Haddad le falta brío para asumir un momentos en el que el país “se ve amenazado por un fenómeno protofascista”, en una referencia al ultraderechista Jair Bolsonaro, que lidera las encuestas con el 26% de las intenciones de voto.
Bolsonaro se encuentra hospitalizado desde la pasada semana tras ser apuñalado durante un acto de campaña en la ciudad de Juiz de Fora y su estado de salud ha agravado la incertidumbre en Brasil.
El abanderado del Partido Social Liberal (PSL), polémico por algunas declaraciones homofóbicas, racistas y machistas, fue operado de emergencia la noche del miércoles por una complicación en el intestino, pero su evolución clínica es “estable”, de acuerdo con el último boletín médico.
Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, tendría asegurado un lugar en la segunda vuelta de las elecciones, que se celebraría si ningún candidato supera el 50% de los votos, pero perdería contra la mayoría de sus posibles adversarios: Ciro Gomes, la ecologista Marina Silva, que en la primera vuelta tiene el 9%, y el socialdemócrata Geraldo Alckmin (9%).
El candidato de ultraderecha, según las encuestas, solo tendría posibilidad de victoria frente a Haddad, quien hoy atribuyó el ascenso de la ultraderecha en diversos países del mundo al “fracaso” del proyecto neoliberal.
Dos días después de asumir el testigo de Lula, el también ex ministro de Educación detalló algunos puntos de su plan de Gobierno en caso de vencer los comicios y apostó por la “retomada del diálogo” para “establecer un ambiente institucional sobrio”.
En materia económica, apuntó la reforma tributaria y bancaria como una prioridad en un eventual Gobierno, mientras que en política exterior dijo que reforzará los acuerdos laterales y multilaterales.