18 oct. 2024

Hagamos números

Que los jugadores de fútbol lleven en la espalda el apellido y un número que los identifique es tan natural como verlos vestidos con camisetas y pantalones cortos. Pero por muchos años las casacas no llevaron en el dorsal los nombres ni los dígitos.

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En las Islas Británicas, pioneras por ser las creadoras del fútbol moderno, los clubes ya habían adoptado los números en la espalda en la década del 20, con alguna excepción (ya volveremos sobre este punto). En el resto de Europa lo hicieron a comienzos de los años 40, en el caso de Italia, y tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) en los demás países.

En la Unión Soviética, los números aparecieron en 1946, y en Alemania, en 1948, con la salvedad de que el club más exitoso de la época, el 1. FC Nürnberg, de Núremberg, se negó a romper la tradición y esperó un año más para adecuarse a las exigencias de la federación alemana.
El Nürnberg no estaba solo en eso de respetar la tradición, ya que en Escocia el poderoso Celtic de Glasgow también se rehusó a portar números, y cuando lo obligaron, optó por ponerlos en los pantalones, atrás y adelante. Así ganaron la Copa de Clubes Campeones de Europa (la actual Champions League) y así jugaron la final de la Intercontinental frente al Racing argentino en 1967, lo que por supuesto resultó llamativo en estos lares.
El club más católico del mundo, finalmente, fue obligado por la UEFA a adecuarse a sus normas y así fue como en 1975, por primera vez en su historia, el Celtic adoptó la numeración en sus camisetas. Pero... resueltos a guardar la tradición, en los campeonatos domésticos el dorsal de la casaca verdiblanca a rayas horizontales seguía mostrándose inmaculado.
Pero nada es para siempre, así que en 1994 (ayer, prácticamente) el Celtic por fin cedió y le estampó números a sus camisetas en la parte posterior. Una tradición centenaria llegaba a su fin y seguramente la televisión algo habrá tenido que ver en este asunto, en aras de que los televidentes pudieran identificar más fácilmente a los protagonistas.
En América del Sur, la pionera fue la Federación Paulista de Fútbol, que incorporó la numeración en 1948. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) la seguiría en 1949 y a partir de ahí las demás federaciones y asociaciones imitarían a las de los dos hermanos mayores del continente.
¿Y en Paraguay? El primer equipo en portar números fue la Selección Paraguaya. La Albirroja tuvo que pegar en sus camisetas un parche blanco con dígitos negros cuando participó en el Mundial de Brasil en 1950. Sin embargo, los clubes recién lo harían en 1952, a partir de la primera fecha del campeonato oficial anual. En el Torneo de Honor, que se disputaba previamente, las casacas todavía permanecían limpias.
El 29 de junio de 1952, en la primera fecha del campeonato oficial, por fin, el fútbol paraguayo se ponía al día y desde entonces los futbolistas pueden ser identificados gracias a los números adheridos a la parte posterior de las casacas.
Había llegado la época en la que los números identificaban la posición de cada jugador, si bien no siempre los puestos tenían la misma nomenclatura en todos los países, pero algunos eran casi inamovibles. El 1 siempre era el arquero, el 7 el puntero derecho, el 9 el centrodelantero, el 11 el puntero izquierdo y el 10 pasó a simbolizar la excelencia en el juego, pues desde entonces, y podemos decir que hasta ahora, identifica al mejor jugador, o al menos al más talentoso del equipo.
Nombres propios
Con la posibilidad de introducir sustituciones, las cifras fueron más allá del 11. Todavía no era tiempo de que a los futbolistas se les atribuyera un número único para toda la temporada, como ya ocurría en otros deportes, principalmente en Estados Unidos. La excepción ocurría cuando se trataba de torneos internacionales a nivel de clubes y selecciones, en los que cada jugador llevaba el número que le correspondía en la lista de buena fe.
Pero eso también llegaría a las competencias de entrecasa en los años 90, aunque antes ya habían aparecido algunos pioneros como el holandés Johan Cruyff, quien se animó a lucir el 14 en épocas de números corridos del 1 al 11. En Paraguay, las cifras personales se portan desde el 13 de febrero de 2005 y, paralelamente, los clubes también fueron autorizados a poner los nombres de los jugadores en la espalda.

Una curiosidad: en el campeonato oficial paraguayo de 1952, el primero con números en las camisetas, la primera fecha tuvo al Superclásico como atractivo principal de la apertura. Pasaron 53 años y, en el Apertura 2005, cuando debutaron los nombres en la espalda, nuevamente el Superclásico se disputó en la primera jornada. Así es el fútbol.