La Agencia Espacial Europea (ESA), que opera el James Webb junto a la NASA estadounidense y a la Agencia Espacial Canadiense (CSA), explica en un comunicado que aunque se había observado vapor de agua en exoplanetas gaseosos, no se había detectado ninguna atmósfera en torno a un exoplaneta rocoso, como es el GJ 486b.
Los modelos informáticos elaborados a partir de los datos del espectógrafo de infrarrojo NIRSpec muestran que la señal podría proceder de una atmósfera rica en agua, pero también de manchas estelares de la estrella roja en torno a la que realiza una órbita cada dos días terrestres.
Para determinar cuál de las dos hipótesis es la cierta, habrá que realizar observaciones adicionales con otros instrumentos del telescopio espacial que delimiten el origen de la señal de agua.
Lea más: El James Webb capta 7 galaxias a solo 650 millones de años del big bang
Su estrella es lo suficientemente fría como para que pueda haber vapor de agua en su fotosfera cuya señal imitara a la de una atmósfera planetaria, que si existiera realmente, tendría que reponerse constantemente gracias a los volcanes que expulsan vapor del interior del planeta.
Además, en ese caso harían falta observaciones adicionales para estimar la cantidad de agua.
El GJ 486b es un planeta un 30 % más grande que la Tierra y tres veces más masivo, rocoso, que está muy cerca de su estrella y tiene una temperatura en la superficie de unos 430 grados Celsius.
Nota relacionada: ¡Sin precedentes! Webb capta a una estrella antes de morir como supernova
En las futuras investigaciones, se va a utilizar el instrumento de infrarrojo medio (MIRI) del James Webb para observar el lado diurno. Según la ESA, si el planeta no tiene atmósfera o ésta es muy final, la parte más caliente del lado diurno se situará directamente bajo la estrella.
Sin embargo, si ese punto más caliente estuviera desplazado, eso indicaría la existencia de una atmósfera capaz de hacer circular el calor.
En último término, será necesario recurrir a otro espectógrafo del telescopio espacial de ondas infrarrojas más cortas, el Near Infrared Imager and Slitless Spectograph (NIRISS) para diferenciar entre las dos hipótesis de la atmósfera del planeta o la mancha estelar.