El hallazgo fue localizado durante las obras de construcción de una nueva calle de la localidad palestina de Shuafat, en la parte oriental de la urbe y territorio ocupado en 1967 por Israel.
Los restos del enclave humano han sido datados por los investigadores en el quinto milenio antes de nuestra era, cuando el hombre comenzó a emplear utensilios de cobre por primera vez al tiempo que seguía usando herramientas de piedra.
Los investigadores subrayan que se trata de un descubrimiento inusual, a pesar de que fueron hallados algunos restos de enclaves del mismo período en otras áreas de la región.
Según Omri Barzilai, responsable del Departamento de Prehistoria de la AAI, “el período Calcolítico es conocido en el Neguev, en la planicie costera, en la Galilea y el Golán, pero está prácticamente ausente en las Colinas de Judea y Jerusalén”.
El investigador abundó que pese a que se han hallado algunos indicios de asentamientos calcolíticos en zonas aledañas a la moderna Jerusalén e incluso dentro del perímetro municipal de la urbe, han sido “extremadamente escasos”.
“Por primera vez hemos descubierto restos significativos de hace 7.000 años de antigüedad”, subrayó.
Las excavaciones expusieron los restos de dos habitaciones bien conservadas y sus suelos, que incluían varias instalaciones, así como vasijas de cerámica, herramientas de piedra y tazones de basalto, muestras típicas de ese período prehistórico.
Las fases de construcción y señales de su mantenimiento muestran que los edificios fueron empleados durante un tiempo considerable.
Según explicó Ronit Lupo, directora de la excavación de la AAI, los restos evidencian que existió un “asentamiento próspero en la zona de Jerusalén en tiempos antiguos” y subrayó que la arquitectura del edificio era de gran calidad.
Además de los utensilios, fueron desenterrados sílex, pequeñas hoces para segar el cereal, hachas cinceladas y pulidas empleadas para la construcción, barrenas, herramientas para moler, un tazón de basalto e incluso una cama esculpida en cornalina, una piedra preciosa.
Todos ellos, según Lupo, reflejan las habilidades tecnológicas, así como el tipo de artesanía que practicaban los antiguos pobladores.
La AAI analizará también algunos huesos de cabras encontrados en el lugar y que permitirán recrear los hábitos alimenticios y cómo era la economía de los residentes del asentamiento.