Estos fósiles, la mayoría de ellos dientes diminutos y osículos osteodermos, pertenecen a un ejemplar de la familia de los nodosaurios, un dinosaurio acorazado que vivió en la zona hace unos 80 millones de años.
“A nosotros nos llamó mucho la atención, porque no hay en Patagonia prácticamente registros de anquilosaurios”, cuenta a Efe por videoconferencia Ariel Hernán Méndez, uno de los cinco autores responsables del hallazgo.
Años de estudio
El descubrimiento de estos restos se remonta a diciembre de 2016, cuando este grupo de científicos hizo una expedición por Cerro Fortaleza, un lugar situado a medio camino entre el Lago Viedma y el Lago Argentino.
Después de dos semanas sin demasiado éxito, los investigadores se toparon con un “micrositio”, un área muy pequeña, de apenas tres o cuatro metros cuadrados, donde se concentran una gran cantidad de fósiles diminutos y que actúa como una suerte de “ventana” hacia el pasado.
“El hallazgo más notorio fue un diente de anquilosaurio, y ahí sí tomó otro color la cosa, porque los anquilosaurios se conocen muy poquito en Argentina y en Sudamérica, en general, y nunca se habían encontrado tan al sur en la provincia de Santa Cruz”, señala a Efe Ariana Paulina-Carabajal, paleontóloga y coautora del estudio.
Además de ese diente, los expertos hallaron unas “estructuras muy extrañas”, de entre cinco y seis milímetros de diámetro, que tras años de investigación en el laboratorio resultaron ser “osículos osteodermos”.
“Estos osículos rellenan todos los espacios que hay entre los osteodermos más grandes, y además recubren la piel, la cabeza, el cuello, las patas y la panza del animal. El animal en realidad estaba totalmente recubierto de estos osículos”, comenta Paulina-Carabajal.
En esta misma zona, los investigadores también encontraron pequeños fósiles de otros animales, como cocodrilos, dinosaurios carnívoros y titanosaurios, así como el diente de otro individuo que aún no han podido identificar.
“Está bastante mal preservado, pero tiene el esmalte con una morfología y ornamentación muy extraña, que no se parece en nada a todo lo conocido. Hemos realizado y hablado con especialistas del mundo que trabajan con dientes y ninguno nos dice ‘esto se parece a esto’, realmente no sabemos qué es”, asegura Ariel Hernán Méndez.
“Eso a nosotros nos alienta para decir bueno, hay que volver, evidentemente acá había otros participantes en este ecosistema y hay que encontrarlos”, agrega el paleontólogo.
Los nodosaurios
Por otra parte, estos dientes de nodosaurio ofrecen más detalles acerca de cómo este tipo de anquilosaurio pudo trasladarse hasta la parte más austral del continente.
Existen dos teorías al respecto: una sugiere que llegaron desde el hemisferio Norte atravesando América Central, mientras que otra afirma que realizaron un viaje más largo desde Australia y la Antártida, moviéndose por la superficie del “supercontinente” conocido como Gondwana.
En ese sentido, los parecidos anatómicos entre los osículos osteodermos encontrados en Cerro Fortaleza y otros hallados anteriormente en algunas partes de Norteamérica apunta a la primera de las hipótesis.
“Creo que tiraría más hacia la hipótesis de que vinieron desde el hemisferio Norte por América Central, pero hasta que no haya más hallazgos no podemos terminar de saber cómo fue la distribución. Este hallazgo llena un casillero más en esa falta de datos, nos acercamos un poquito más”, asevera Ariana Paulina-Carabajal.