Los científicos consideran este cúmulo globular “sorprendente”, pues las estrellas “tienen mucha menos cantidad de elementos pesados que otros racimos similares”.
De acuerdo con los investigadores, todo apunta a que “la estructura original pudo ser la última de su clase, un cúmulo globular cuyo nacimiento y vida fue diferente a los de los que permanecen hoy en día”.
La Vía Láctea alberga en torno a 150 racimos globulares, cada uno de ellos una bola con aproximadamente un millón de estrellas que orbitan en el tenue halo estelar de la galaxia.
Los científicos, encabezados por el estudiante de doctorado Zhen Wan y su supervisor, Geraint Lewis, de la Universidad de Sidney, en Australia, utilizaron el telescopio angloaustraliano ubicado en Nueva Gales del Sur para medir la velocidad de una serie de estrellas en la constelación Phoenix, lo que les llevó a descubrir estos inusuales remanentes.
“Aunque el cúmulo fue destruido hace millones de años, aún podemos determinar que se formó en el Universo temprano, por la composición de sus estrellas”, afirman los expertos.
Su composición con elementos más ligeros que otros cúmulos conocidos lleva a pensar que este grupo surgió de manera diferente y ha sido descubierto “antes de que se disipe para siempre en el halo de la galaxia”, señala Wan.
Lewis admite que “queda mucho trabajo teórico” por hacer para explicar “cómo se forman los cúmulos y las galaxias”, y la próxima pregunta es “si hay más restos antiguos, remanentes de una población que ya no existe”.