En el trabajo, liderado por la Universidad de Iowa (Estados Unidos) y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), participaron investigadores del Instituto de Biomedicina de Valencia (Este de España) (IBV), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
El Staphylococcus aureus es una bacteria patógena que coloniza las superficies mucosas y la piel de aproximadamente el 30% de los seres humanos y que provoca numerosas infecciones, desde simples abscesos en la piel hasta el síndrome de shock tóxico, que puede ser mortal.
Alberto Marina, investigador del CSIC en el Instituto de Biomedicina de Valencia y coautor del estudio, explicó que “la virulencia de las infecciones que causa el Staphylococcus aureus está regulada por las señales ambientales que percibe”.
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“Una de las estrategias claves de esta bacteria para sobrevivir e infectar es su capacidad de adaptarse a los diferentes niveles de oxígeno que se encuentran dentro del huésped, que varían drásticamente entre los diferentes tejidos”, detalló el investigador.
La bacteria utiliza los sistemas de señalización de dos componentes para detectar su entorno y adaptarse al estrés hostil del huésped cambiando su metabolismo.
Los investigadores emplearon técnicas bioquímicas y biofísicas, así como experimentos in vivo e in vitro para identificar un novedoso mecanismo que detecta el cambio que ocurre en su metabolismo durante la infección.
“Nuestro trabajo amplía los conocimientos que se tenían acerca de cómo las histidinas quinasas bacterianas detectan señales ambientales y podría tener aplicaciones futuras en el diseño de nuevos antibióticos y el tratamiento contra un patógeno que afecta a una gran proporción de la población”, concluyó el científico del CSIC.