El descubrimiento fue presentado este lunes en el Ministerio de Cultura de Perú por la directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), Ruth Shady, quien sostiene que esos relieves escultóricos representan el regreso del agua tras una época de sequía.
Según Shady, el sapo es, dentro de la cosmovisión andina, un ícono relacionado con las lluvias y el agua del río, imprescindibles para la agricultura, mientras que la cabeza antropomorfa representaría al ser humano que esperaba el agua para darle continuidad a la vida.
La arqueóloga consideró que serían representaciones para la memoria del colectivo social sobre las dificultades enfrentadas por el cambio climático y la escasez de agua y alimentos, un recordatorio para no ser olvidado.
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Los relieves fueron hallados en Vichama, uno de los centros urbanos de la civilización que tenía al complejo de Caral como capital y cuyos orígenes encontrados tienen unos 5.000 años de antigüedad.
Estas formas se encuentran en un friso ubicado en la antesala de un salón ceremonial, parte de un edificio de 874 metros cuadrados de extensión, desde donde se dominan los campos de cultivo del valle del río Huaura.
Ese edificio fue remodelado continuamente a lo largo de su uso, pues sus ocupantes edificaron hornacinas escalonadas, una plaza circular hundida, frisos escultóricos y le colocaron ofrendas.
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En la misma área destaca otro relieve escultórico compuesto por cuatro cabezas humanas con los ojos cerrados y dos serpientes que se desplazan entre ellas hacia una quinta cabeza que representaría una semilla antropomorfa, con la boca abierta y raíces hincadas en la tierra.
Los relieves escultóricos de Vichama fueron vinculados con un periodo de escasez y hambruna por el que habrían atravesado sus habitantes.
El centro urbano de Vichama fue construido sobre una terraza y laderas del cerro Halconcillo, 1,5 kilómetros de distancia del litoral y a 75 metros sobre el nivel del mar, por encima de los campos agrícolas.
En estos últimos años se lograron importantes avances en el conocimiento de la sociedad que construyó y ocupó Vichama, entre ellos relieves de personajes antropomorfos con los estómagos vacíos, unos ya fallecidos y otros en una danza ritual.
Vichama tiene una extensión de 25 hectáreas y una antigüedad entre los 3.800 y 3.500 años, donde se construyeron 22 conjuntos arquitectónicos, con edificios públicos, plazas de reunión y sectores domésticos.