Esta es una de las conclusiones del estudio de esos restos realizado por la Cátedra de Paleontología de la Universidad de La Rioja (UR) (norte), publicado por la revista científica internacional Cretaceous Research.
Así lo explicó a EFE la directora de la cátedra, Angélica Torices, responsable del trabajo en colaboración con Erik Isasmendi, geólogo de la Universidad del País Vasco (norte).
El equipo de trabajo encontró hace más de un año en un yacimiento de Igea doce dientes de un gran dinosaurio, tipo espinosaurio, un carnívoro de dos patas, y los han analizado en laboratorio durante meses, para determinar su morfología y todas sus características.
Tras ese trabajo, su principal hipótesis tiene que ver con la especie en sí a la que pertenecen, la de un tipo de dinosaurio que se ha encontrado en el norte de África, especialmente, pero en casos mucho más aislados en Europa.
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“Lo que hemos hecho en este trabajo es analizar cómo encaja este hallazgo en Península, Europa y África”, detalló Torices, y han comprobado que “hay similitudes con algunos restos de espinosaurio encontrados en la zona de Teruel y diferencias con los del norte de África o Inglaterra”.
La teoría de este equipo de investigación es que la zona de la sierra de Igea -que junto a la de Arnedillo es la que acumula los mayores yacimientos de icnitas (huellas de dinosaurio fosilizadas) del mundo- podría haber albergado a una especie de estos dinosaurios llegada de África y que evolucionó en su camino hacia el norte.
“Eso supondría que la Península pudo ser un punto de conexión entre los dos continentes que había en la tierra entonces”, explicó Torices, en alusión a las dos zonas de tierra que tenía el planeta tras la división del continente único y que se denominaban Laurasia y Gondwana.
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Aunque inicialmente se pensó en una separación prácticamente total de esos dos continentes, el tránsito de dinosaurios por la Península “lleva a pensar en algún tipo de conexión” en el Cretácico inferior, hace unos 120 millones de años.
“Estos restos se han comparado con otros de esa época hallados en Niger y hemos visto similitudes”, aseguró la investigadora de la Universidad de La Rioja, que detalló que en zonas de todo el continente africano “ha sido más habitual encontrar restos de espinosaurios”.
El trabajo también plantea la hipótesis de la capacidad de adaptación que tenían estos animales, porque en África sus principales restos se han encontrado en zonas que estaban en la costa en esa época, mientras que se sabe que La Rioja estaba dominada por los pantanos de agua dulce, con una mínima influencia costera.