“Cualquier acuerdo debe incluir un cese total de la agresión contra nuestro pueblo palestino, una retirada total de la Franja de Gaza, incluido el Corredor de Filadelfia, la libertad de retorno de las personas desplazadas, ayuda (humanitaria) para nuestro pueblo y la reconstrucción de lo que la ocupación ha destruido”, dijo Jalil al Haya, miembro del buró político de Hamás y jefe de su delegación negociadora.
Solo si se cumplen estas condiciones se podría considerar “un acuerdo serio y genuino de intercambio de prisioneros”, añadió el funcionario en un comunicado difundido por Hamás, haciendo referencia a la entrega de rehenes israelíes a cambió de la liberación de palestinos presos en cárceles israelíes.
Estas declaraciones se enfrentan con las del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien insistió en que para liberar a los rehenes se tiene que “controlar el corredor de Filadelfia”, alegando que cualquier acuerdo sin esa premisa sería una amenaza para los israelíes.
CONTRABANDO DE ARMAS. Netanyahu aseveró que su presencia en Filadelfia es porque controlan la “máquina de dinero” de Hamás, que es “cruce de Rafah”, en clara referencia al supuesto contrabando de armas que existe desde Egipto a Gaza y del que acusa a El Cairo. Hamás e Israel se acusan mutuamente de no acatar sin nuevas demandas la propuesta de cese el fuego que extendió el presidente estadounidense, Joe Biden, en mayo pasado.
“No necesitamos nuevas propuestas, y cualquier sugerencia debe centrarse en obligar a Netanyahu y a su Gobierno fascista a implementar lo que ya se ha acordado, en lugar de volver al punto de partida”, recalcó Al Haya, al asegurar que “se ha hecho evidente” que el primer ministro israelí es el “únicos obstáculo en las negociaciones”.