Además, alertó sobre el riesgo de efectos secundarios en los precios que podría traer el programa Hambre Cero y que podría incidir en la pobreza monetaria.
“Las oficinas con competencia deben analizar el efecto del programa en el tipo de cambio y en la inflación de alimentos. Un aumento de la demanda de alimentos generada por este programa podría contribuir a incrementar las importaciones y generar un aumento de los precios con impacto directo en la capacidad adquisitiva de la población que está fuera de la pobreza”, advirtió a su vez.