11 dic. 2024

Harris: El difícil camino a la victoria

En 1832, el Partido Demócrata de los EEUU realizó su primera convención para nominar al candidato a la presidencia, marcando así el año fundacional del partido más viejo del mundo. Fue en torno a ese proceso que se formaron los comités estatales y locales, las coaliciones, la prensa partidaria, los clubes y, sí, los “barbecues” (asados) para recaudar fondos. Su formación antecedió a la del Partido Republicano, que se originó en los estados del norte, en la década de 1850.

Hoy por hoy, la convención del partido está fijada para el 19 de agosto, en Chicago. A ella va la boleta Kamala Harris, candidata a la presidencia, y Tim Walz, actual gobernador de Minesota, candidato a la vicepresidencia. La convención será más bien un acto de concentración partidaria para reforzar todos los esfuerzos de campaña, pues el acto de nominación formal de los candidatos ya ha sido concluido de manera virtual. Harris, con sorprendente rapidez, se aseguró el apoyo de 99% de los delegados que fueron liberados de su compromiso de votar por Biden a raíz de que este abandonase la campaña, después de su desastroso desempeño en el debate con Donald Trump.

Todo indica que este primer gran paso hacia la presidencia se ha cumplido con gran eficiencia y sorprendente entusiasmo. El Partido Demócrata se caracteriza por ser un partido de coaliciones muy amplias que cubren un arco ideológico variado, de progresistas a moderados, pasando por distintos tintes regionales e identidades. Por ello, el apoyo tan disciplinado a la candidata es muy significativo. Ahora las miradas están puestas en los llamados “estados pendulares”. Estos son Estados en los que históricamente la mayoría ha en ciertas elecciones votado por los demócratas y en otras por los republicanos. En 2024, se consideran como estados pendulares una lista de siete: Arizona (11), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Michigan (15), Nevada (6), Pensilvania (19), y Wisconsin (10). No se excluyen otras posibilidades, pero por el momento la campaña está apuntando a esos Estados pendulares.

En ese afán, las campañas también tienen en mente el número de electores que le corresponde a cada Estado. Este es un punto característico del sistema político estadounidense. El pueblo, cuando vota por su candidato a presidente, en su estado, está en realidad votando por una lista de electores que luego votarán por el candidato a presidente. Es una elección indirecta. Cada Estado regula el funcionamiento de ese proceso de delegación, pero lo establecido es que al ganar en un Estado el candidato ganador, por más estrecho que sea su margen de victoria, se lleva a todos los electores de ese Estado. Cada Estado tiene un número de electores proporcional a su población. Así pues, en la batalla por los Estados pendulares, también se mira la cantidad de electores que se puede cosechar en cada uno. En la lista arriba mencionada aparecen los números de electores que le corresponde a cada Estado pendular. Pensilvania es el gran premio con 19, seguido de Georgia con 16, y así sucesivamente. Para llegar a ser presidente de los EEUU se necesitan 270 electores de los 538 que estarán votando este año.

Al estar ya echadas las cartas, el proceso se llevará de la mano de los jefes y consultores de campaña. El cambio de Biden a Harris energizó la campaña y los sondeos muestran un avance, pero hay muchos desafíos aún. El tema es que las encuestas que miden la intención de voto a nivel nacional son un indicador importante, pero las claves son las que se hacen en los estados pendulares. Una encuesta del New York Times y Sienna tomada del 5 al 9 de agosto, indica una ventaja de cuatro puntos de Harris en Wisconsin, Pensilvania y Michigan. A nivel nacional, el promedio de encuestas al 9 de agosto le da a Harris una ventaja de 2.1 puntos. Así pues, las apuestas están abiertas.

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