11 dic. 2024

Harris vs. Trump, las últimas semanas

Con las campañas ya en sus últimas etapas y los sondeos arrojando resultados que dan un virtual empate en los siete estados pendulares (Arizona, Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin y Michigan), las especulaciones están a la orden del día.
Hay dos versiones acerca de las encuestas que valen la pena ser mencionadas en esta carrera. Una es la que enfatiza el hecho de que la intención de voto por Trump es una intención subvalorada por las encuestas y que hay que siempre agregarle unos puntos si uno quiere hacer un ejercicio de pronóstico. La otra es que las encuestas están cuidándose mucho respecto a los márgenes de error y están enfatizando la intención de voto de aquellos que responden haber votado en 2020 y 2022 y por esa razón no están tomando en cuenta a nuevos votantes, jóvenes u otros, que han decidido salir del abstencionismo y que se sienten más atraídos por la opción de Harris.

En estas semanas se está acentuando la estrategia de apuntar a grupos sociodemográficos muy específicos. La configuración moderna de los medios de comunicación, con sus múltiples canales en las redes sociales, y sus derivaciones en nichos manejados por youtubers, pódcast, hilos de post, etc., permiten unas localizaciones de audiencias muy finas. Se encuentran los sitios de hombres jóvenes dedicados a la musculación, personas vinculadas a la protección de los animales y así sucesivamente.

Una de las categorías de mayor importancia en este proceso de identificar audiencias es la de género. Existe una enorme brecha de género que afecta a ambos candidatos. Por un lado, los varones, sobre todo jóvenes, son reticentes a votar por Harris y, por el otro, el atractivo de Trump para con las votantes mujeres no se compadece con la ventaja que lleva Harris en ese campo.

Esta lucha por las audiencias específicas forma parte de la batalla por los márgenes en términos de intenciones de voto. Es un desafío que parte de una base en la que el electorado ya viene dividido en un 50/50. Impidiendo que se formen mayorías perdurables.

Este empate puede encontrar su desmentido en resultados que a último minuto se inclinen por uno u otro de manera tajante. En el léxico político norteamericano hay una frase que se usa para describir los imprevistos de último momento. Nos referimos a la llamada “sorpresa de octubre”, un evento o error que afecte a uno de los candidatos de manera negativa en el último trecho. Por ejemplo, en 2016, la decisión del jefe de la FBI de investigar los emails de Hillary Clinton la última semana de la campaña puede haberle dado a Trump la ventaja que necesitaba entonces.

En todo caso, es importante tomar en cuenta que un escenario tan parejo puede ser, al mismo tiempo, muy peligroso. En Estados Unidos no hay realmente un organismo electoral nacional que dé resultados oficiales generales. Generalmente, las bocas de urna de los grandes medios desempeñan ese rol, pero cuando no se cuentan con proyecciones fiables, estas bocas de urna no se difunden. En ese caso, se pasa a los conteos distrito por distrito, estado por estado, cada uno con su legislación electoral específica, hasta construir 50 resultados oficiales que indican el número de electores que le toca a cada candidato a la presidencia. Este puede ser un proceso conflictivo, y, en la era Trump, aguerrido, con peligro de violencia. Un escenario ideal para que otros temas candentes exploten y afecten hasta la geopolítica global. Una guerra general en Medio Oriente, sucesos específicos en Ucrania, etc. Después de la experiencia de las elecciones de 2020 y la negativa de Trump de aceptar el resultado, todos harían bien de tener un plan de conteo y judicialización de las elecciones. Ojalá que no sea necesario activarlos en noviembre.

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