Era 1990 cuando su autora J. K. Rowling, empezó a escribir la trama del niño con gafas y una cicatriz en forma de rayo en la frente sobre una servilleta mientras tomaba un café en la cafetería Elephant House (Edimburgo), según cuenta la leyenda popular. Le costó cerca de seis años acabar de escribir el primer tomo.
La novela fue rechazada por varias editoriales, 12 concretamente, hasta que la británica Bloomsburry se decidió a publicarla el 26 de junio de 1997, un año más tarde llegaría a Estados Unidos. Tal fue el éxito que tuvo la historia del niño mago que sobrevivió en la mitad del planeta que Rowling vendió los derechos en 1999 de sus cuatro primeras entregas, marcando así a toda una generación.
Aunque haya gente que sea un auténtico “muggle” (gente no mágica) y no haya visto las películas ni leído la saga, seguro que sÍ han oído hablar de las aventuras de los jóvenes magos que quieren acabar con “el que no debe ser nombrado” (Voldemort).
Harry Potter and the Sorcerer’s Stone (Harry Potter y la piedra filosofal) narra la historia de un niño huérfano, Harry, que vive en el hueco bajo la escalera de la casa con sus tíos y su primo, los Dursley. Pero, su triste existencia da un vuelco absoluto cuando cumple once años y recibe la invitación para cursar los estudios de magia en el prestigioso Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Pese a la oposición de sus tíos, Harry toma el tren que parte desde el andén 9 ¾ de la estación de King’s Cross en dirección a Hogwarts para convertirse en estudiante de conjuros, hechizos y artes mágicas. Allí empezará a aprender las maravillas y los peligros que rodean el mundo de la magia, conocerá a compañeros inolvidables y se enfrentará a cara a cara con el mal como ningún otro mago ha tenido que hacer antes.
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Chris Columbus, todo un experto en el cine familiar con éxitos como Home Alone, fue el encargado de llevar a la gran pantalla el universo mágico de las dos primeras cintas de Harry Potter. Aceptó el encargo después de que su hija le insistiera constantemente.
Para el papel principal se eligió a Daniel Radcliffe, quien con tan solo once años estaba a punto de convertirse en una celebridad a nivel mundial, al igual que sus compañeros de reparto: Emma Watson como Hermione Granger, Rupert Grint en la piel de Ron Weasley y Tom Felton en el papel de Draco Malfoy.
A diferencia de Grint, que era un fan absoluto de los libros y tenía muy claro que quería el papel de Ron, el de Radcliffe fue toda una sorpresa, ya que ni buscaba el papel ni lo quería.
El primer candidato para ser Harry Potter fue el actor Joel Osment, conocido por su papel en The Sixth Sense. Sin embargo, una de las exigencias que puso Rowling cuando vendió los derechos es que todos los actores tenían que ser británicos, por lo que el joven fue descartado por ser estadounidense.
Desde la primera película, la escritora estuvo presente en los rodajes y en la adaptación de la trama. Tal fue así que se encargó de escoger en persona a los actores que interpretarían a algunos de sus personajes como Alan Rickman, quien interpretó durante toda la saga al profesor Severus Snape, o Robbie Coltrane, quien haría del bonachón Rubeus Hagrid, guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts.
Richard Harris, quien interpretó al profesor Dumbledore en las dos primeras cintas, ya que, a causa de su fallecimiento en 2002 tuvo que ser sustituido por el actor Michael Gambon, fue también elegido por la autora.
A su estreno, Harry Potter and the Sorcerer’s Stone recibió en su mayoría críticas positivas por parte de la prensa especializada, recaudando casi 975 millones de dólares (Box Office Mojo), unos 850 millones de euros, en todo el mundo y obteniendo tres nominaciones a los Óscar, en las categorías de mejor dirección de arte, de diseño de vestuario y en la de banda sonora original, reconociendo la labor de John Williams.
Los “potterhead”, como se conoce a los seguidores del mundo Harry Potter -ya sean mayores o pequeños- están de enhorabuena ya que van a tener la oportunidad de volver a revivir las aventuras de uno de los tríos más queridos del cine.