El 24 de febrero pasado, un jurado había declarado culpable a Weinstein de acto sexual criminal en primer grado contra la asistente de producción Mimi Haley y de violación en tercer grado contra la aspirante a actriz Jessica Mann.
Weinstein, de 67 años, tomó por primera vez la palabra antes de conocer la sentencia y con voz grave, apenas inaudible, dijo estar “totalmente confuso” y sentir que “miles de hombres y mujeres están perdiendo su derecho legal debido”, pero también admitió “remordimiento por la situación”.
En primera fila de la bancada estaban las seis mujeres en el centro del caso: las denunciantes Haley y Mann, que dieron dos emocionales discursos durante unos 40 minutos, y las cuatro testigos llamadas por la Fiscalía: Annabella Sciorra, Tarale Wulff, Lauren Young y Dawn Dunning, así como una amiga de la primera, Rosie Pérez. Entraron juntas y se abrazaron al final.
La fiscal asistente del caso, Joan Illuzzi-Orbon, comenzó pidiendo al juez la pena máxima, y agradeciendo su “sacrificio” a las mujeres que han denunciado y testificado, además de arremeter contra Weinstein, asegurando que se “emborrachó de poder” y citando comentarios de algunos entrevistados durante la investigación que lo describieron como un “depredador”, un “manipulador” y un “monstruo”.
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Dio paso entonces la fiscal a Haley, quien relató cómo la agresión sexual de Weinstein impactó en su vida y pidió al juez una condena “suficiente para que entienda” el perjuicio causado, en la misma línea que Mann, quien fue contundente al criticar que su “violación habría sido evitable” y recordó cómo el productor la “violó” pese a decirle “verbalmente que no quería” relaciones con él.
Por su parte, la defensa del magnate de Hollywood intentó obtener la mínima pena para su cliente aduciendo que en otros casos similares o más graves el juez había aprobado acuerdos entre las partes, que hubo “inconsistencias” en los testimonios de las víctimas y, finalmente, que por sus condiciones de salud, incluso la sentencia más baja iba a ser “una cadena perpetua” para Weinstein.
El productor sorprendió al decidir hablar, algo que no hizo ni para defenderse durante el proceso, y en un discurso de 10 minutos en el que admitió haber perdido “el hilo”, pausándose durante unos momentos, aseguró que “recorrió largas distancias para ocultar” su comportamiento ante sus exmujeres, lamentó que no podrá ver más a sus hijos y recordó sus logros en la industria del cine y sus donaciones tras el 11 de septiembre o el Huracán Sandy.
El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, sentado en primera fila cerca de las denunciantes y de la abogada de algunas de ellas, Gloria Allred, comunicó que la “sentencia da un aviso a los depredadores sexuales y parejas abusivas de todos los segmentos de la sociedad” y agradeció “a las supervivientes sus notables declaraciones de hoy y su indescriptible valor durante los dos últimos años ".
Este proceso, que ha despertado el interés internacional por la relevancia del magnate de Hollywood y porque las denuncias contra él espolearon el movimiento feminista del #MeToo, también testificaron otras cuatro mujeres, cuyos testimonios tenían como objetivo apoyar las evidencias presentadas por esas dos mujeres.