Nature Astronomy publicó el lunes dos estudios firmados por científicos estadounidenses, uno de los cuales señala la inequívoca detección de agua molecular (H20) en la Luna y el otro sugiere que aproximadamente 40.000 metros cuadrados de su superficie, de los que un 40% están en el sur, tiene la capacidad de retener agua en las llamadas trampas frías.
En esta nueva publicación, un equipo dirigido por Casey Honniball de la Universidad de Hawai halló nuevos datos que “no tienen otra explicación que la presencia de agua molecular”, dice Ignasi Ribas, astrofísico del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) y del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC.
GRANOS Y CRISTALES. El agua, atrapada dentro de granos de polvo o de cristales, cuando es excitada por la luz del Sol vibra y la vuelve a emitir a una longitud de onda de seis micras.
“En la práctica, es como si esas zonas de la Luna brillaran más que lo que deberían a esa longitud de onda”, agrega Ribas comentando el artículo del que no es firmante.
Los investigadores estiman que la abundancia en las altas latitudes meridionales es de 100 a 400 gramos de H2O por tonelada de regolito (el material del que está formado la superficie lunar) y la distribución del agua en ese pequeño rango de latitud es resultado de la geología local y “probablemente no un fenómeno global”.
TRAMPAS FRÍAS. El segundo estudio, encabezado por Paul Hayne de la Universidad de Colorado Boulder, examinó la distribución en la superficie lunar de zonas en un estado de oscuridad eterna, en las que el hielo podría ser capturado y permanecer estable.
“En las trampas frías las temperaturas son tan bajas que el hielo se comportaría como una roca”, si el agua entra ahí “no irá a ninguna parte durante mil millones de años”, señala el científico citado por la universidad.
Aunque no se puede probar que estas trampas frías realmente contengan reservas de hielo –“la única forma de hacerlo sería ir allí en persona o con rovers y cavar”, dice Hayne–, los resultados “son prometedores” y futuras misiones podrían arrojar aún más luz sobre los recursos hídricos de la Luna. Los autores sugieren que aproximadamente 40.000 metros cuadrados de la superficie lunar tiene la capacidad de atrapar agua, cuya presencia puede tener implicaciones para futuras misiones lunares que tengan como objetivo el acceso a estos potenciales depósitos de hielo.