La profesora de Lengua y Literatura del tercer ciclo de la EEB y máster en Educación Literaria y Lingüística, Cinthia Martínez, expresa que en su nivel, los chicos y chicas arrastran estos mismos problemas de escritura.
“En la primaria, entiendo, estaría bueno empezar a mirar la formación lectora para después vincularla con todas estas dificultades que se evidencian”, expresa.
La adecuación del texto al género que se requirió está directamente vinculado con que los estudiantes no saben diferenciar los géneros textuales, dice Martínez.

La razón podría vincularse, expresa la profesora, a que en los primeros ciclos se pone énfasis sobre todo en los textos literarios.
“Por ejemplo, se emplean cuentos o fábulas en las pruebas de comprensión de lectura, lo que es un problema, porque la literatura es polisémica, y el planteamiento de los enunciados está directamente vinculado con la interpretación del docente”.
Explica que no es que este dilema este mal, pero genera que los escolares relacionen la escritura en sí con textos narrativos. No ensayan la redacción de textos que no sean literarios.
Más dificultades. Otro de los resultados que arrojó la evaluación es que el 50% de los niños y niñas del tercer y sexto grado cometió errores de puntuación o no hicieron uso de estos signos en su escrito.
El estudio fue publicado el pasado 22 de marzo.
El informe lo que hace es corroborar lo que todas las profesoras de lengua vivimos cuando nos enfrentamos a los textos de los alumnos, argumenta la educadora.
Se habla mucho de la influencia del celular, de la escritura digital, de los autocorrectores en los niños, niñas y jóvenes en la actualidad.
Pero Martínez cree que también tiene que ver con que el alejamiento de la escritura copista genera otro tipo de vínculo con el texto.
“Me da la sensación de cierta impersonalidad en el modo en que ahora los estudiantes escriben en los procesadores de texto, incluso, muchos de ellos, no recuerdan qué escribieron”, comenta.
Ante estas dificultades, la profesora asegura que la puntuación es una cuestión secundaria en el proceso de escritura.
En una reciente reflexión con sus estudiantes secundarios, Martínez cuenta que son muy conscientes de que la ortografía es necesaria para la comprensión en el código escrito. Sin embargo, se sienten abrumados cuando tienen que aprender las normas, les son muy difíciles. “Eso nos lleva a reflexionar sobre el modo en que nos enseñan, es decir, sobre la didáctica de la lengua en la escuela”.