“Desde hace días he estado escuchando un relato desagradable en el que los ejercicios militares conjuntos entre el ejército de Corea del Sur y las fuerzas estadounidenses podrían llevarse a cabo según lo programado”, afirmó la hermana de Kim Jong-un, Kim Yo-jong, en un comunicado publicado por la agencia estatal norcoreana KCNA.
Kim considera los ejercicios “como un preludio indeseable que socava seriamente la voluntad de los líderes del Norte y del Sur, que desean ver un avance hacia el restablecimiento de la confianza mutua, y que nubla aún más el camino por delante de las relaciones Norte-Sur”.
“Nuestro Gobierno y Ejército seguirán de cerca si la parte surcoreana organiza juegos de guerra hostiles en agosto o toma otra decisión audaz”, añade el texto de la vicedirectora de departamento del comité central del partido único norcoreano.
El pasado 27 de julio se anunció que Pionyang aceptaba retomar la comunicación telemática con Seúl 13 meses después de optar por dejar de usar estas líneas en protesta por el envío, mediante globos, de propaganda contraria al régimen por parte de activistas desde el Sur.
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El anuncio ha alimentado las esperanzas de que avance el diálogo intercoreano e incluso de que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y Kim Jong-un puedan celebrar una cumbre en los próximos meses.
Kim Yo-jong, sin embargo, subrayó que aún es pronto para un encuentro de líderes.
“Incluso hay una opinión pública sobre el tema de la cumbre Norte-Sur. Creo que es un juicio apresurado y prematuro”, dijo Kim en el texto.
El Ministerio de Defensa Nacional surcoreano ha dicho que Seúl y Washington están discutiendo sobre el formato y las fechas de los ejercicios militares anuales.
Corea del Norte normalmente protesta por la celebración de estas maniobras, que considera un ensayo para invadir su territorio.
Por su parte, Washington ya ofreció al régimen norcoreano retomar sin precondiciones el diálogo sobre desnuclearización, en suspenso desde 2019, aunque Pionyang aún no se ha pronunciado de manera positiva al respecto.