“Siempre nos definimos por lo que hacemos, pero dejar mi carrera me hizo ver que hay más que una profesión en la identidad de alguien y conocí cosas de mí muy importantes”, comenta en una llamada con EFE desde su residencia temporal en el campo de Colorado (EEUU).
Lejos de la vorágine de Los Ángeles y acompañada de sus mascotas -y de algún ladrido de fondo-, la actriz recuerda que en 2014 abandonó las cámaras para acompañar a su padre tras un complejo trasplante de pulmón; “ahora está muy bien”, indica.
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Aunque tras esa pausa que se alargó más de tres años, Hilary Swank ha presentado algunos trabajos, la ficción de Netflix es su regreso al gran público, en el papel de una madre astronauta que abandona la Tierra para comandar una misión que tiene Marte como objetivo.
Para una actriz que ha brillado en varias ediciones de los Globos de Oro y los Oscar y que labró su nombre en la gran pantalla con cintas como Boys Don’t Cry (1999) y Million Dollar Baby (2004), el retorno a la televisión coincide con el momento estrella que vive la pequeña pantalla.
En Away, Swank encarna a Emma Green, una comandante y madre -que no se define solo por su ocupación- al frente de un equipo de astronautas de diferentes países interpretados por un reparto internacional.
“Eso es lo que más me gustó. Lo internacional que es, cómo están representadas todas las personas que ves en la calle”, destaca.
Away, una serie sobre lo que los astronautas dejan en la tierra
A diferencia de otras referencias como Gravity, la trama de la serie se centra más en la reacción humana ante una posible catástrofe que en la espectacularidad del espacio exterior. Un enfoque especialmente notable en la relación de la astronauta con su familia y el conflicto emocional que surge de una misión así.
“Muestra los miedos de la tripulación, la inseguridad -detalla Swank-. Mi personaje es líder pero con vulnerabilidades”.
Swank admite que fue difícil encontrar referencias de papeles sobre mujeres astronautas en el cine, aunque desde que comenzó en la actuación hasta ahora ha habido un cambio de dirección en la fábrica audiovisual.
“Quizás ha cambiado que, definitivamente, estamos tratando de ser más inclusivos. Especialmente en cuestión de género”, admite al tiempo que señala que queda “mucho camino por recorrer” para contar historias con “todos los puntos de vista”.
En Away, casi la mitad de las escenas suceden en la tierra, donde se viven las tensiones familiares, la distancia de los seres queridos y, en el caso de la protagonista, lo complejo que es apostar por un sueño cuando las circunstancias piden estar con la familia.
“Hablé con muchos astronautas para preparar el papel” y sus conversaciones, valoró Swank, se centraron más en sus miedos que en las cuestiones técnicas que también tuvo que entrenar.
“Hay que prepararse para interpretar tu personaje con arneses y que parezca que no hay esfuerzo”, dice entre risas.
Por el momento, Netflix no ha confirmado la continuidad de la nueva serie, que se estrena esta semana, aunque la actriz estaría dispuesta a seguir en televisión.
“Mi mejor amiga es Mariska Hargitay (Law & Order: Special Victims Unit). Su serie es maravillosa y más de 20 años en un papel es muchísimo. Hay que tener la habilidad de saber continuar, pero también quiero estar en muchos zapatos diferentes”, opina Swank.