El año 1986 tuvo varios momentos relevantes para los paraguayos en cuanto a la lucha por la democracia.
Uno de los más importantes fue el Clinicazo. El escenario no pudo haber sido mejor elegido, fue precisamente en Clínicas, el Hospital de los pobres.
Este es uno de los momentos históricos que recuerda Última Hora en su revista especial por el aniversario 45 del diario.
Si bien el detonante fue el reclamo salarial de los médicos, el movimiento creció cuando los gremios se unieron: enfermeras, funcionarios y estudiantes de Medicina. También creció la motivación, pues de una reivindicación gremial se pasó a un movimiento que, junto con el apoyo de la ciudadanía, marchó por las calles reclamando libertad, justicia y democracia.
Abril de 1986 quedó en la historia por protestas sin precedentes, sucesivos paros, huelgas de hambre y movilización de los gremios, y así el Clinicazo se convirtió en un símbolo de resistencia.
Uno de los protagonistas de esos días de rebeldía es el doctor Héctor Lacognata, quien en 1986 era presidente del Centro de Estudiantes de Medicina (CEM), tenía entonces 24 años.
“Habíamos conformado un equipo de trabajo, sobre todo, para las elecciones estudiantiles, pero el 86 fue muy particular porque se planteó el tema de la lucha, de las reivindicaciones gremiales, salariales, sobre todo. Todo empezó en abril, con una manifestación frente al Ministerio de Hacienda y que continuó prácticamente todo el año 86 y gran parte del 87”.
Según Héctor, la situación de Clínicas era lamentable, “desde el punto de vista económico, no solo en términos salariales, sino también en lo que hace a la atención de los pacientes, los insumos, etc.”.
Rescata tres aspectos, “uno de los cuales es la unidad de los gremios, a pesar de ser multisectorial la lucha porque ahí estábamos médicos, enfermeras, bioquímicos, camilleros, gente de diferentes extractos y sectores, se mantuvo una unidad muy sólida hasta el final”.
El segundo punto: generó un espacio de participación y movilización de otros sectores; y en tercer lugar, “la iniciativa de ganar la calle, que en la dictadura estaba vedada. Ese fue un detonante para que la gente se adhiriera a la lucha, y fueron movilizaciones constantes, no una o dos, sino más pese a la represión”.
Otra protagonista, la enfermera María Concepción Mary Chávez, refiere que Clínicas era, en ese entonces, el símbolo de la decencia, de la libertad, de una patria mejor, donde se respetaban las ideas de las personas. “Fue un semillero de formación de personas con ideas democráticas, de dirigentes que lucharon y siguen luchando por mejores condiciones laborales y una mayor justicia social”, agregó.
Sin embargo, lastimosamente dejó de ser un símbolo de lucha por la democracia y la honestidad, ya que la corrupción, el abuso de poder y la persecución por las ideas se instalaron y dejan secuelas graves y penosas”, destacó Mary Chávez.
Al final de esta recordación, Lacognata hizo un homenaje a antiguos compañeros que ya no están. “Quiero hacer mención a compañeros que fueron fundamentales en esta lucha, es el caso de Elsa Mereles, que fue presidenta de la Asociación de Enfermeras; del decano Luis Alberto Reyes, y Ursino Barrios, que era dirigente del gremio médico en ese momento”.
El hospital de los pobres
Inaugurado el 14 de octubre de 1877 con el nombre de Hospital de la Caridad, como una continuidad del antiguo Hospital Potrero, que como banco de sangre salvó tantas vidas durante la Guerra del 70, luego pasó a llamarse Hospital de Clínicas o, simplemente, Clínicas. La construcción del edificio que forma su estructura principal finalizó en julio de 1894, bajo la iniciativa de las Hermanas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul.
Clínicas se convirtió en el centro de práctica y enseñanza donde se formaron la mayoría de los más grandes médicos del Paraguay. Es al mismo tiempo un espejo donde se mira la realidad paraguaya, con sus carencias y necesidades.