EFE
La Corte de Limburgo, en el suroeste del país, sentenció a favor de una persona residente en la ciudad holandesa de Roermond a la que, al nacer en 1961, no se le pudo determinar su sexo y los padres decidieron inscribirle en el registro como “hombre” porque “eso fue lo más fácil” para “el niño”, dijeron.
Sin embargo, esta persona no se sentía como hombre y en 2001 logró cambiar el sexo a “femenino”, lo cual “tampoco era apropiado”, porque se considera de “sexo neutral” o lo que llamó “el tercer género”.
Según la sentencia de hoy, que servirá de precedente para los casos futuros y los ya existentes, si no es posible especificar el sexo ni como mujer ni como hombre, el certificado de nacimiento registrará este apartado con la leyenda: “No puede ser determinado”.
La Corte pidió realizar cambios urgentes en la ley para adaptarse a esta realidad y a los desarrollos sociales y legales para reconocer un “tercer género” legal.