Tras el encuentro, Lam aseguró que el Gobierno central “restauraría el orden” en Hong Kon y la seguirá apoyando, además de ofrecer “políticas económicas favorables” encaminadas a desactivar las protestas en la ciudad financiera.
En la capital del gigante asiático, donde Lam está desde el pasado sábado, detalló a los líderes chinos la situación en la ex colonia británica, que según ella mejoró pese a reconocer “problemas de raíz”.
La jefa hongkonesa explicó que establecerán un comité que estudie lo que sucedió con miras a hallar soluciones, y consideró que se atraviesa un momento “excepcional” con “progresos”, dado que “la violencia disminuyó en las últimas dos o tres semanas, excepto en los últimos días”.
ENCUENTRO. Tras reunirse con Xi, y con el primer ministro, Li Keqiang, los líderes chinos enfatizaron que la situación “no tiene precedentes” y que es necesario “restaurar el orden” de acuerdo con la ley y de mano de las autoridades y la Policía local, según Lam.
Asimismo, Xi elogió ayer el trabajo de Lam al frente del Gobierno hongkonés y sostuvo que, frente a las dificultades y las presiones, “se mantuvo firme y gobernó acorde con la ley”.
En tanto, el líder chino reiteró su apoyo a la Policía de Hong Kong, sobre la que pesan acusaciones de abuso de poder y brutalidad en su respuesta y dispersión de las protestas que se sucedieron en las calles de la ex colonia británica desde junio pasado.
Las protestas masivas se dieron a raíz de un controvertido proyecto de ley de extradición, ya retirado por el Gobierno, que cambiaron hasta convertirse en un movimiento apunta a la apertura democrática de Hong Kong y una oposición al autoritarismo de Pekín.
En tanto, algunos optaron por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la Policía fueron habituales.
En los últimos días grupos de enmascarados, vestidos de negro -el color del bando prodemocrático-, recorrieron centros comerciales hongkoneses bajo consignas de “lucha por la libertad” y “devuélvannos la Justicia”.
Las protestas afectaron la economía de Hong Kong originando una recesión por primera vez en una década, tras contraerse un 2,9% en el tercer trimestre, afectada por la caída de importaciones y exportaciones, de ventas al por menor y una decreciente cifra en el turismo.