El oratorio de San Cayetano, ubicado en el barrio Sajonia, la comunidad se congregó para honrar esta festividad. Durante todo el día, se rezó el rosario de las mil veces Jesús cada media hora, y se compartieron más de 300 platos en el tradicional karu guasu.
Andrés Caballero, promotor cultural, destacó la importancia de esta fecha. ‘‘El 3 de mayo se festeja en recordación de cuando Santa Elena, en el año 348, encontró el madero santo. Y esa fiesta perdura hasta el día de hoy.
Este karu guasu que se prepara tradicionalmente en muy pocos lugares en Asunción, contados con los dedos’’.
Explicó que la elaboración de las chipas, con símbolos de la pasión como alfa y omega, en su forma de argolla representa la eucaristía y esto añade una capa de significado espiritual a la celebración. ‘‘El paraguayo come todos los días la chipa argolla y no sabe que es la eucaristía. La simbología de la eucaristía. La comunión con Cristo, la comunión con un Dios’’.
Además de las chipas, las cruces se adornaron con rosarios de maní y flores, así como con frutas de la estación y verduras, en una muestra de respeto y gratitud hacia la tradición religiosa que perdura a lo largo de los siglos. Un punto central de esta tradición es el chipa jepo’o, en el que los fieles bajan las chipas de los altares de naturales.