Cuando uno piensa en un pingüino, se lo imagina nadando en las gélidas aguas antárticas o caminano por el hielo, pero los pingüinos de Humboldt son de las pocas especies que pueden sobrevivir en temperaturas cálidas, incluso mayores a los 30 grados centígrados, siempre y cuando tengan agua fría para refrescarse.
Es por ello que viven exclusivamente en las costas de Perú y del norte de Chile, en la llamada corriente de Humboldt, una región del Pacífico donde el agua es más fría que en otras partes de ese océano.
La pesca —muchos pingüinos mueren atrapados en las redes—, los ataques de perros silvestres en las playas, la disminución de peces por la sobrepesca, el turismo y enfermedades como la gripe aviar han hecho que su población se reduzca considerablemente en los últimos años en Chile.
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La mitad de hace 25 años
Un estudio de la Universidad Andrés Bello realizado entre 2021 y 2022 estimó que la población reproductiva del pingüino de Humboldt en Chile es de entre 2.500 y 3.000 parejas, la mitad del censo en el año 2000.
El académico Alejandro Simeone, autor del informe, explicó a EFE que “los últimos años no han sido buenos para el pingüino de Humboldt”, especialmente 2023, cuando un brote de gripe aviar se llevó por delante a varias decenas de ejemplares.
“Es una especie con una forma de vida tremendamente adaptada al mar, su morfología, su fisiología y para qué decir su conducta, que la hace ser muy interesante de estudiar”, indicó durante un viaje para avistar pingüinos en las islas de Cachagua, a 167 kilómetros al noroeste de Santiago.
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Consciente de la importancia de proteger esta especie, que juega un rol fundamental en el ecosistema de la corriente de Humboldt, el Gobierno chileno aprobó la semana pasada un ambicioso plan que busca aumentar su población en los próximos 20 años.
“Es importante que los chilenos y chilenas sepan que esta especie tan especial y carismática está en una situación de vulnerabilidad y que, por lo tanto, como sociedad tenemos que hacernos cargo y ayudar a lograr que salga de esta situación de amenaza”, dijo a EFE la ministra de Medio de Ambiente, Maisa Rojas.
Una categoría de menos riesgo
El Plan de Recuperación, Conservación y Gestión de Especies para el pingüino de Humboldt, más conocido como Plan Recoge, se elaboró junto a organizaciones ambientalistas y la academia, y contó con el apoyo del proyecto Gobernanza Marino Costera (GEF, por sus siglas en inglés), de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El objetivo principal es que el pingüino de Humboldt cambie su estado de conservación de “vulnerable” a una categoría de menor riesgo de extinción, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
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“Estamos convencidos de que, para poder detener las amenazas sobre el pingüino, hay que generar acuerdos con el sector de la pesca artesanal, la pesca industrial y el mundo del turismo y poder generar buenas prácticas”, apuntó por su parte a EFE Manuela Erazo, del proyecto GEF Gobernanza Marino Costera - FAO Chile.
Nancy Duhman, representante de la oenegé Sphenisco, dedicada a la protección del pingüino de Humboldt, recordó a EFE que los pescadores de la zona cuentan que hace cuatro décadas “se veían manchones blancos y negro que cubrían las playas” porque “había miles de pingüinos en las costas”.
“Hoy en día están principalmente en las islas, en sectores muy alejados de los humanos. Sus sitios de nidificación, de reproducción, han sido invadidos por distintas actividades antrópicas. Se les ha quitado el espacio y también el mar donde se alimentan”, lamentó.
Fuente. EFE.