Marcela López, madre de una cadete que salió de la Academil por hechos de tortura, señaló que su hija, a quien los militares trataron de paciente siquiátrica, pidió en su momento al comandante de la institución, actualmente destituido, César Caballero, que terminaran “con los castigos prohibidos”.
En una entrevista en exclusiva con La Lupa, en Telefuturo, la mujer detalló los pormenores de la violencia que sufrió su hija y su audiencia con el comandante, quien, según la denunciante, en todo momento estuvo enterado de lo que ocurría en las filas militares.
En aquella reunión su hija dio a conocer la violencia que sufrían. “Ella le manifestó a él mismo (comandante) el miedo que tenía y ahí nosotros nos enteramos de todo lo que estaba pasando”, comentó la mujer.
“Me metieron la cabeza en el inodoro”
“Decime, che rajy, de qué tenés miedo”, fueron las palabras con que el comandante se dirigió a la joven, recordó la mamá.
“Ella le cuenta que estuvo con colitis por tres días, no comía nada e igual ella tenía que cumplir con sus actividades. Ella estaba muy desgastada. Ella le dice: ‘Fulana me golpeó con el codo por la frente y me caí de espalda y me golpeó por el compartimiento en el baño, eso es lo que a mí me hizo desvanecer. Yo le decía que no me sentía bien y no me hacía caso’”, relató la mamá.
Marcela dijo que para su sorpresa su hija continuó detallando hechos que jamás se imaginó que ella estuviera viviendo.
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“Mi hija siguió: ‘Y también los demás castigos que supuestamente ya no están permitidos’, le dice ella. '¿De qué castigos me hablás?’, le preguntó el comandante. ‘Me hicieron estar tanto tiempo con el castigo del trípode y más de las veces que le metieron la cabeza en el inodoro’”, recordó Marcela.
Con pesar mencionó que su hija le afirmó que “por lo menos estaba limpio el inodoro, mami”, dando a entender que en otras ocasiones otros tuvieron que meter la cabeza en inodoros sucios.
Marcela denunció que en un primer hecho de violencia su hija fue reanimada y la encontró sin ropa interior. Incluso fue trasladada al neurosiquiátrico por ser diagnosticada con problemas mentales y presentaba serios trastornos de temor. En ese sentido, explicó que la joven entró en shock con solo el hecho de ver un uniforme militar.
“Si no estás para esas cosas, ¿cómo vas a tomar un fusil?”
“Me pongo a pensar las veces que ella me decía que estaba todo bien, que me decía: ‘Ni te imaginás qué es’. Me imagino a mi hija en esa posición de trípode, frente a todos, esa una humillación”, lamentó la mujer.
Sobre la consulta de la respuesta del comandante a la denuncia que le hizo su hija, Marcela respondió: “A ella le había dicho el comandante: ‘Si vos no estás para tolerar esas cosas, ¿cómo si nos viene una guerra vas a tomar un fusil y vas a matar a alguien?”.
La mamá cuestionó que con estas ideas " incoherentes” fundamenten estos castigos y que la tortura se encuentra muy lejos de ser una disciplina.
El “trípode” y “palito dulce”
Por su parte, Rubén Medina, padre de un cadete expulsado por un supuesto robo, quien también presenta rastros de maltrato, manifestó que su hijo, también de tercer año, era constantemente reportado con el oficial “por flojo”, porque no quería “castigarle a nadie”.
“Fue muy triste para nosotros escuchar que se le golpeaba, que le hacían meter su cabeza dentro de un balde. Con el video que vimos ayer revivimos la tortura de mi hijo”, señaló.
Ante los rastros de agresión en el joven, la familia presentó una denuncia ante el Ministerio Público y, con la publicación del caso, familiares de compañeros de su hijo facilitaron pruebas fotográficas de las torturas que se realizan en la Academil y que son negadas por las autoridades militares.
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Fue así que don Rubén se encontró con fotografías de cadetes cumpliendo el castigo en la conocida posición trípode. En una de las fotos se puede ver que en plena clase, en presencia de otros alumnos, un joven aparece en una esquina con la cabeza contra el piso, con las manos en la espalda, sujetándose solo del pie.
El padre dijo que a su hijo le aplicaron este castigo, pero con la cabeza sumergida en su propio vómito. En otras ocasiones, la cabeza se sumerge en los inodoros, comentó.
Asimismo, relató que “le golpearon toda la mano”. “Le destrozaron prácticamente el dedo con el castigo de ‘palito dulce’”, comentó el hombre. Esta práctica consiste en introducir tres palos de madera (afinados en el centro) entre los dedos de la mano, mientras que el hostigador aprieta los palos desde los extremos con los dedos en medio.
En total, serían dos cadetes mujeres y tres varones las víctimas de tortura en la Academia Militar, según las denuncias. Uno de ellos fue hospitalizado, tras supuestamente caer de un árbol.