“La parte delantera del buque se hundió ayer, a pesar de las advertencias de los ambientalistas locales e internacionales. Esto se hizo después de un retraso de varios días por el mar agitado”, declaró a EFE el portavoz de Greenpeace África, Tal Harris.
En un dispositivo que empezó el pasado día 19, dos barcos arrastraron la proa del granelero japonés MV Wakashio, de bandera panameña, unos 15 kilómetros mar adentro y desde este lunes reposa a unos 3.180 metros de profundidad en el Índico, precisó el Comité Nacional de Crisis de Mauricio.
El hundimiento consistió en llenar las bodegas con agua de mar para impulsar al buque hasta el fondo del océano.
La popa del MV Wakashio, que embarrancó el pasado 25 de julio, continúa varada en los arrecifes de Pointe-d’Esny, en el sureste de la isla.
Greenpeace rechazó la semana pasada el plan del Gobierno de Mauricio para arrastrar y hundir la proa del barco.
“De todas las opciones disponibles, el Gobierno mauriciano está eligiendo la peor. Hundir la nave pondría en riesgo la biodiversidad y contaminaría el océano con grandes cantidades de toxinas de metales pesados”, advirtió el director de campañas de clima y energía para Greenpeace África, Happy Khambule.
Según la oenegé, la contaminación provocada por el hundimiento de la proa del barco no solo afectaría a Mauricio, sino también a otras regiones vecinas, como la isla francesa de La Reunión.
De acuerdo con la organización ecologista, el siniestrado granelero japonés fue alejado de la costa por dos naves de bandera maltesa.
Por ello, recordó que los tratados internacionales prohíben a los barcos de Malta deshacerse de residuos, incluidos buques en el mar, si su contenido contaminante no se ha eliminado al máximo.
Todavía se desconoce si este accidente, que ya constituye el peor desastre ecológico en la historia de Mauricio, se debió a un fallo mecánico o a un error humano, dada la cercanía a la costa con que navegaba esta embarcación de unos 300 metros de eslora.
En el momento del accidente, el MV Wakashio, que viajaba de China rumbo a Brasil, no transportaba carga, pero se estima que aún llevaba más de 200 toneladas de diésel y 3.800 de fuel para consumo propio.
La semana pasada, la Policía de Mauricio detuvo al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del barco, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, acusados de “poner en peligro una navegación segura” y quienes deben comparecer hoy ante un tribunal.
La zona del derrame es una región de arrecifes de coral —que llevaban unos quince años rehabilitándose—, así como un área rica en diversidad marina y terrestre, con importantes reservas naturales a pocos kilómetros.
Este desastre medioambiental representa un duro golpe para la economía de Mauricio, isla de poco más de un millón de habitantes situada en el océano Índico al este de Madagascar y muy dependiente del turismo.