La misma destaca que lo más importante es tener algo para contar, pensar una historia que se tenga a mano o bien adaptar una anécdota particular o familiar.
La idea. Si vamos por pasos, primero necesitaríamos una idea, que hay que pasarla a papel. Una vez que la tengamos escrita podremos identificar nuestras necesidades. En ese sentido, podemos subrayar los personajes, los lugares de grabación (espacios de la casa) y objetos a utilizar.
A partir de ahí podemos comenzar a buscar maneras de grabar la historia que se quiere contar; puede ser grabada de forma seguida, sin cortes o por capítulos o partes. Por la situación actual podemos jugar a la inversa: ¿Qué tenemos? ¿qué lugares y personajes imaginamos? y ¿qué forma tenemos para contar la historia?
“Hay un cortometraje del 2013, Noah, que sucede todo dentro de la pantalla de la computadora; esta puede ser una forma interesante de buscar la vuelta para tener muchos personajes y simplemente escribir una idea que pueda suceder durante una videollamada”, comenta Lara.
La audiovisualista también sugiere compartir el guion con otros miembros de la familia o amigos, contarles la idea y la forma de grabar con ellos, ensayar un par de veces hasta que todos estén de acuerdo.
Otra idea es hablar con amigos para que cada uno grabe una parte; entonces comienza uno con una idea, le pasa un fragmento al siguiente, y ese con esa idea graba algo, así sucesivamente.
“Cuando tenemos qué, con qué y cómo podemos ejecutar (la idea), comenzamos a grabar. Podemos hacerlo varias veces hasta encontrar lo que nos gusta; podemos ir cortando con la cámara y después unir todo con algún programa del celular mismo. Una vez terminado podemos ponerle título y listo, tenemos un cortometraje grabado en casa durante la cuarentena”, expresa con entusiasmo Lara.
Organización. En la casa, se podrían organizar los miembros de la familia y juntos armar un guion y los demás procesos, hasta definir quiénes serán los personajes, los espacios de grabación, el vestuario, la escenografía y demás elementos.
Lo importante al realizar una producción audiovisual en familia es que el proceso involucre a todos, buscando mecanismos de participación, con toques de diversión y diálogo permanente.
Es así que podemos iniciar con una propuesta de “lluvia de ideas” o buscando recordar anécdotas familiares o acontecimientos que marcaron la historia del grupo; quizás visualizar algún plato favorito o construir un relato en torno a la mascota de la casa o pensando en ese juguete inolvidable, actual o del pasado, así como en familiares, como los abuelos o tíos y primos.
El objetivo es que desde el inicio hasta el final del proceso de realización esté colmado de diversión y diálogo entre padres e hijos, y entre hermanos.
El director y guionista español Álvaro Cuevas también da algunos consejos para poder llevar a cabo un cortometraje. “Piensa qué te gustaría ver a ti o qué películas te apasionan e imítalas. Esa es la clave del éxito”, menciona en su página web.
La producción se puede dividir en 3 partes principales: Preproducción, producción y posproducción, siendo el guion la piedra angular.
“Hacer un cortometraje puede ser complicado, pero si ves que el guion técnico te parece mucho de primeras, entonces dibújalo, crea un pequeño storyboard (historia dibujada), plano por plano, con pequeñas acciones, diálogos y movimientos de cámara. Si lo vas a montar tú, te recomiendo programas como Adobe Premiere o Final Cut. Pero si quieres un programa de edición gratuito, te recomiendo DaVinci Resolve”, aconseja el director en su página web.
planos. La realización de los planos también es una parte importante y consiste en qué encuadre vamos a hacer con la cámara.
En primer lugar está el gran plano general para situar un paisaje o una localización. Se reconoce porque apenas podemos ver al personaje que se pierde en la escena.
Luego está el plano general, en el que situamos al espectador y al personaje, un tamaño donde la localización se ve más que al personaje.
En el plano entero se puede ver por completo al personaje, de cabeza a pies. Otro plano famoso es el americano, desde la cabeza hasta cortar por encima de las rodillas. Se usaba mucho para los duelos en las películas de vaqueros.
Otros tipos de planos son el plano medio, desde la cabeza hasta la cintura; el primer plano, de la cabeza hasta los hombros y primerísimo primer plano, en el cual se acentúa la mirada del personaje.
Opinión
El valor de tener una historia que contar
“Lo más importante es tener algo para contar; pensar una historia que se tiene a mano o bien adaptar una anécdota particular o grupal. Además, la idea conviene pasarla al papel. Entonces, una vez que la tengamos escrita podremos identificar nuestras necesidades”, explica la productora, miembro de la Organización de Profesionales del Audiovisual Paraguayo. Productora. Lara Pombo.