04 jun. 2025

Identificar a responsables de crisis en el Municipio de Asunción

A escasos días del aniversario de fundación de la ciudad de Asunción, un funcionario de la Municipalidad había sugerido que en la Comuna no cuentan con el suficiente apoyo de la ciudadanía, y que esto afectaría de alguna manera la gestión. El reclamo, pese al sinsentido que supone, ha cosechado el enojo de la ciudadanía que a través de las redes sociales ha expresado su indignación. La capital vive una profunda crisis financiera, pero también de falta de credibilidad de sus autoridades, debido a la mala calidad de los servicios que proveen.

Frente al estado en que se encuentra nuestra capital, no parece una buena idea que un alto funcionario intente repartir culpas para asignarles un rol especial a los vecinos. Resulta evidente que hay graves problemas de gestión y eficiencia.

Para la Constitución Nacional, las municipalidades son “los órganos de gobierno local con personería jurídica que, dentro de su competencia, tienen autonomía política, administrativa y normativa, así como autarquía en la recaudación e inversión de sus recursos”. La Municipalidad debe ocuparse de garantizar los derechos de la población que vive en el Municipio y resolver los problemas que afectan a dicha población.

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El intendente es el administrador de la Municipalidad y la Junta Municipal gobierna con el como órgano legislativo del gobierno municipal; ellos deben hacerse cargo de la infraestructura pública, servicios, transporte público, tránsito, ambiente, espectáculos públicos, patrimonio histórico y cultural, salud, higiene, salubridad, educación, cultura, deporte, desarrollo humano y social, entre otros. Todo esto no es pura burocracia o letra muerta de una ley, estas funciones son tan básicas como fundamentales para proveer a los vecinos de la ciudad bienestar y calidad de vida. Este es el trabajo que debe realizar el intendente, sus funcionarios y los concejales.

El Municipio de Asunción tiene un intendente que tiene un solo propósito: Trabajar por el bienestar de los asuncenos y para hacerlo tiene a su disposición un presupuesto, una estructura, con directores y miles de funcionarios. En el caso de que los ciudadanos no cumplan con algunas normas, la misma ley establece las multas; sin embargo, se debe tener en cuenta que educar al ciudadano para que cumpla las normas y colabore con la Comuna, también es una responsabilidad de la Municipalidad; por esto no solo es absurdo sino además injusto culpar a los ciudadanos por el estado en el que se encuentra la capital del país.

Resulta evidente para todos que el Municipio de Asunción presenta actualmente graves problemas y muestra de ellos se puede percibir a simple vista, con un paseo por calles, avenidas o el centro histórico. En Asunción sus habitantes no reciben servicios públicos eficientes y el cotidiano colapso del tráfico afecta a todos, asuncenos y a los visitantes; lo mismo que el pésimo servicio de transporte público es el causante del colapso vehicular y la consabida contaminación que ello trae aparejado. La planificación urbana es uno de los grandes déficits. A diario aparecen no solo enormes edificios en barrios antiguamente tranquilos, sino también somos testigos impotentes de una sobrepoblación de estaciones de servicio. Ambos problemas han sido creados por la misma Municipalidad de Asunción, cuyas autoridades han ignorado repetidamente los reclamos de los vecinos preocupados por la falta de planificación.

El rostro que hoy presenta Asunción debería representar una vergüenza para todas las autoridades tanto del gobierno local como del gobierno central; esa imagen que proyecta Asunción es de suciedad, dejadez y abandono, esa es la imagen de la desidia de una administración municipal que no tiene un proyecto que ha perdido la brújula y se niega a admitir la profunda crisis.

La capital del país es pobre en espacios verdes recreativos gratuitos y seguros para sus vecinos, carece de calles peatonales y bicisendas; tampoco tiene el mínimo de desagüe pluvial lo que convierte a sus calles y avenidas en peligros potenciales en cada tormenta; tiene un tráfico caótico y la calidad del aire es pésima, todo eso sumado a la profunda crisis financiera no es culpa de los vecinos, sino de autoridades que han olvidado su compromiso y responsabilidad de servir a la comunidad.

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