Hace falta producir líderes políticos que amen la patria, comprometidos con el bien común y el desarrollo del país, expresó Juan Bautista Gavilán, obispo de Coronel Oviedo, en la víspera solemne de la festividad en honor a Tupãsy Caacupé, que reunió a cientos de peregrinos.
Estos líderes –dijo– deben tener una ‘‘mirada humana hacia los demás”, enfocándose en las necesidades del pueblo y rechazando el desarrollo personalista.
‘‘Tenemos un gran déficit y queremos implorar a nuestra Madre María Santísima, la pura, limpia concepción, por ese déficit que tenemos: Necesitamos producir políticos que amen su patria, que amen el bien común, que sepan entregar su vida en el servicio generoso y el desarrollo equitativo de nuestro país’’.
El tema de la misa central fue “Vida consagrada: Peregrinos de esperanza por la paz’’.
Según el obispo, el verdadero servicio debe basarse en la generosidad y el compromiso con la justicia y la paz. ‘‘Es signo de esperanza cuando los servidores de la patria ofrecen sus trabajos con humildad y profundo sentido de servicio generoso a un país pobre como el Paraguay’’.
Corrupción
El prelado criticó el costo de mantener a los servidores públicos en servicios estatales marcados por la corrupción y sostuvo que el Estado debe replantearse su papel, ya que estas prácticas no contribuyen al bienestar colectivo, sino que aumentan la pobreza y la deuda del país. Esto en coincidencia con el reciente autoaumento de los parlamentarios.
‘‘Cuando el costo de la producción supera a los que producen, no podemos seguir teniendo confianza. No podemos esperar cosas nuevas. Y más todavía cuando estos servicios están salpicados por la corrupción, el Estado paraguayo debe rescindir de estos servicios, porque así el país cada vez se endeuda más y la pobreza va creciendo aceleradamente en medio del pueblo’’.
En su mensaje, también abordó problemáticas sociales como el desplazamiento de los pueblos indígenas, haciendo un llamado a respetar sus derechos. ‘‘No podemos seguir sacando a los indígenas de sus tierras ancestrales y después de sacarles de sus tierras ancestrales, aquí de la calle también les sacamos’’, expresó.
Puso como ejemplo su preocupación por las familias de la comunidad indígena Hugua Po’i del pueblo Mbya Guaraní, situada en Raúl Arsenio Oviedo, Departamento de Caaguazú. ’’Allí están 120 niños y niñas, 70 familias dispersadas. Pido a la Virgen, y a las autoridades nacionales paraguaya, por los responsables del gobierno del Paraguay… No robemos la esperanza del pueblo humilde en sus sueños’’.
También destacó el rol de los laicos en la Iglesia como signos de esperanza, mencionando proyectos concretos de apoyo a jóvenes con adicciones y ancianos en situación de vulnerabilidad, además de la lucha de los pueblos originarios por sus tierras. ‘‘Hoy día tiene 17 jóvenes en una casa propia, en un terreno propio, con su huerta propia, que quieren hacerlo. Es signo de esperanza’’.
No podemos seguir sacando a los indígenas de sus tierras ancestrales y de las calles también les sacamos. Juan Bautista Gavilán, obispo.
En Caacupé llaman a no perder la esperanza, aún en tiempos difíciles
La importancia de la esperanza, la caridad y la fe son pilares fundamentales para enfrentar los desafíos actuales, según fray Leoncio Vallejo Benítez, quien tuvo a su cargo la misa de la tarde en las vísperas de la fiesta de la Virgen de Caacupé.
“El amor se manifiesta en gestos concretos”, destacó el religioso señalando la relevancia de creer en la esperanza incluso en tiempos difíciles, citando ejemplos bíblicos como Abraham y la Virgen María, y compartió el conmovedor testimonio de Delia Celina Vázquez, una mujer ciega desde su nacimiento. “Su esperanza es luz, esa luz representa a Dios”, expresó.
Destacó el poder transformador del amor y la caridad, recordando la entrega de tantas personas que, con acciones concretas, ayudan a quienes más lo necesitan. “Los pobres necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad”, afirmó.
Fray Vallejo también alentó a los presentes a caminar con la fuerza de la fe, confiando en la guía del Espíritu Santo, y a testimoniar la esperanza con un compromiso sostenido. Finalmente, hizo un llamado a la unidad y a promover la paz y solidaridad, inspirados por el ejemplo de la Virgen de Caacupé.
Para hoy, en la misa central a las 6:00, se espera, como es tradición en los últimos años, monseñor Ricardo Valenzuela, lea su esperada Carta al Pueblo Paraguayo, en la que abordará temas de relevancia nacional desde la perspectiva de la Iglesia.