La misa siguió el tema de reflexión que tuvo el siguiente lema: “Todos somos peregrinos de esperanza, especialmente los migrantes”.
El sacerdote citó el pasaje bíblico donde Jesús afirma: “Fui forastero y me recibisteis”, y reflexionó sobre la importancia de la hospitalidad y la empatía hacia quienes buscan un nuevo comienzo lejos de su tierra natal, recordando que esta hospitalidad caracteriza a la sociedad paraguaya.
“Rechazar al migrante es un grave pecado. Mientras peregrinamos en este mundo, debemos tener atención especial con los extranjeros”, señaló el padre Villagra, titular de la parroquia San Jorge, del Obispado castrense.
Asimismo, dijo que “el Santo Padre nos recuerda que rechazar a los migrantes es un obstáculo para nuestra salvación en el juicio final, ya que va en contra del mandato de amor al prójimo que Dios nos dejó”, expresó.
Destacó el impacto positivo que los migrantes han tenido en la historia de Paraguay. ‘‘En nuestro país, muchos migrantes, hijos y descendientes de extranjeros que han venido a nuestras tierras han ayudado a engrandecer nuestra nación, a cooperar con el progreso y el desarrollo’’.
Villagra indicó que en el Libro del Deuteronomio, Moisés recalca el amor de Dios hacia los forasteros. ‘‘Él ama al forastero, le da ropa y le provee de alimento’’.
Explicó que en el contexto del antiguo Israel, los inmigrantes, al igual que huérfanos y viudas, formaban parte de los sectores más desprotegidos. ‘‘Vivían sin derechos políticos, sin propiedad inmobiliaria, obligados a alquilar viviendas y asimilados a los indigentes’’, detalló.
Citando otra parte del pasaje del Evangelio, recordó la curación de los diez leprosos por Jesús, destacando que solo uno, un samaritano –un extranjero–, regresó para dar gracias. ‘‘La actitud del samaritano agradecido proyecta una luz sobre la conducta que debemos tener hacia aquellos que, como él, son considerados forasteros’’, afirmó.
El sacerdote concluyó su mensaje con un llamado a la acción, insistiendo en que todos somos peregrinos de esperanza, especialmente los migrantes.
La misa central de las 07:00 estuvo presidida por monseñor Claudio Giménez, obispo emérito de Caacupé, que estuvo al frente de la diócesis por más de 20 años.