En su mensaje navideño, el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, pide a los fieles el compromiso de edificar la familia de Dios y vivir la gracia del mayor regalo que puede brindar “su hijo”. “Contemplando este misterio, dejémonos conmover por su infinita bondad, pidiendo que nuestros ojos se abran, tal como los discípulos de Emaus quienes lo reconocieron al partir el pan”, evoca el religioso.
En su homilía por la celebración del nacimiento de Jesús, Valenzuela insta a superar la oscuridad de la pandemia. “No queremos la oscuridad de la pandemia, de los contagios, de las muertes. No queremos la pérdida o la falta de trabajo o del trabajo informal. No queremos el hambre, la ignorancia, la violencia, el narcotráfico, los robos al Estado paraguayo y todo tipo de injusticia y explotación del hombre por el hombre”, expresa.
Además pide que se denuncie “el virus de la violencia moral de quienes se apropiaron de los bienes del Estado y siguen impunes. Ellos son detestables para el pueblo paraguayo”. Agrega que la economía nacional se resiente por el incumplimiento del pago de los impuestos y que debe contribuir al bien común de la sociedad que se resiente por la brecha entre pobres y ricos, entre quienes nadan en la abundancia y quienes pasan todo tipo de necesidad económica.
Anima a la vida desde su concepción a su muerte natural, a defender el matrimonio entre el hombre y la mujer y la educación sexual integral en todos los ambientes, en especial, en la familia.
Recibí las noticias en tu celular, unite al canal de ÚH en WhatsAppEn el mismo tono se refieren en su carta dirigida a toda la ciudadanía los obispos del Paraguay. Realizan un énfasis en lo que deja la pandemia. “La pandemia deja un balance de heridas y traumas: desempleo, violencias, angustia, depresión, suicidios. El personal de Salud está agotado”.
Recuerdan lo afectado que está el mundo de la educación, tanto docentes como estudiantes, a raíz del cierre de las instituciones educativas, algo que las autoridades del MEC apenas reconocen.